Capítulo 48: La Hermosa Doncella

6 2 0
                                    

La luz del día se filtraba por la ventana, interrumpiendo mi sueño. Abrí los ojos y me encontré con una imagen hermosa: sus ojos cerrados, la tranquilidad en su sueño, la suavidad de su piel. Una paz profunda me invadió. Al incorporarme, acaricié su mejilla. Al despertar y encontrarme a su lado, me dedicó una sonrisa cariñosa.

-Hola -susurré.

-Hola -respondió con ternura.

-¿Cómo dormiste? -pregunté.

-Muy bien. -Tomó mi mano.

-Sofía, ¿tienes pensado llevar...? -Su madre irrumpió en la habitación, fulminándome con la mirada-. ¿Qué es esto? -preguntó molesta.

-No, señora, no es lo que parece -exclamé nervioso.

-¡Sal de la cama de mi hija! -gritó, y me levanté de un brinco mientras ella procedía a golpearme.

-¡Mamá, déjalo! -intervino Sofía, levantándose de la cama.

-¡Es un degenerado! -siguió golpeándome.

-¡Mamá, basta ya! -gritó Sofía, calmándola.

-¿Qué hacía este idiota en tu cama? -preguntó, mirando a su hija.

-Se quedó aquí, durmió conmigo -respondió Sofía.

Su madre me miró incrédula. -Debe ser una broma -dijo.

-No, pero tranquila, no pasó nada, solo dormimos -añadió Sofía, más calmada.

Su madre dirigió su mirada hacia mí.

-Llamaré a la policía -amenazó sin más.

-Mamá, basta. Sí, es mi novio -dijo Sofía imponiéndose.

-No tienes que pensar en eso. Debes concentrarte en tu carrera. Te irás mañana -anunció la madre, acercándose a mí-. Eres una distracción para mi hija...

-¡Ya basta, mamá! -gritó Sofía-. No finjas que te importa mi carrera cuando lo único que has hecho es darme la espalda e ignorarme. Aiden es quien más me ha ayudado y, en estos momentos, es más familia que tú -añadió muy molesta.

Suspiré y me acerqué a Sofía. -Ya basta, Sofía -le dije al oído.

Ella se calmó y se aferró a mi mano.

-Tengo que irme. Te veré luego -dije, mirándola a los ojos-. Sobre lo que pasó anoche...

-Déjamelo a mí, Aiden, por favor. -Me miró a los ojos.

-Está bien. -Le sonreí y la besé.

-Nos vemos luego -me dijo ella.

Pasé por un lado de la madre, quien estaba petrificada por las palabras de su hija. No conocía bien la historia de Sofía, solo sé lo que ella me cuenta, pero tal vez su madre no sea la mejor. Bajé las escaleras y encontré a ese tipo en el baño, vomitando todo lo que había bebido. Me acerqué a él.

-¿Quién eres y qué haces en mi casa? -dijo, sin fuerzas para expresarlo con autoridad.

Lo levanté y lo estrellé contra la pared del baño.

-Escucha, imbécil, si vuelves a tocar o siquiera acercarte a Sofía. -Dejé que la bestia en mi interior se adueñara de mí-. Te mataré. Entendido. -Sus ojos mostraban un profundo terror, no podía hablar, estaba asustado-. ¿Entendiste? -pregunté, mostrándole mis colmillos.

Asintió con mucho miedo. Lo solté y salí de la casa. Me dirigí a la mía, tenía que desayunar para luego ir donde Reik, tenía muchas cosas por hacer, entre ellas entrenar para la pelea que se avecina. A pesar de todo lo que estoy viviendo, lo que pasó con Sofía me dejó en calma, me hizo olvidar lo peligroso que es esto y me da las fuerzas para mantener esta vida con mis amigos, mi novia y la otra vida con la manada y la oscuridad.

Rosas Plateadas (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora