Capítulo 28: Somos Uno. Parte 1

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Llegué a casa en la madrugada y todos estaban dormidos. Quería descansar y recobrar energías, sobre todo superar la maldita noche que me torturaba con cada segundo que la luna llena seguía en el cielo. Por suerte, mis padres no se dieron cuenta de la hora de mi llegada, lo que me ahorró tener que dar explicaciones una vez más.

Había quedado en encontrarme con Sofía después de todo lo que pasó ayer, esperaba poder verla, me hacía falta. Cuando me acercaba al pueblo, escuché a Jonah.

—¿A dónde vas? —me preguntó, mirándome a los ojos.

—Voy con Sofía, tengo que hablar con ella —le confesé.

—Ah, oye, sé que Reik te ayudó ayer con Jackson.

—Sí, creo que al final se arrepintió de haberlo asesinado.

—Es normal, era su beta. La manada aún sigue incompleta, supongo que no tienes ideas ahora, ¿no es así?.

—De hecho, sí, le dije a Reik que una amiga necesitaba su ayuda, está muriendo en el hospital.

—Vaya. —Jonah frunció el ceño—. ¿Está?...

—Estará bien, siempre y cuando Reik la ayude —dije mirándolo a los ojos—. Oye, ¿sabes por qué Reik está empeñado en hacer una manada más grande? Creo que con nosotros es suficiente.

El lamió sus labios. —De hecho, no tengo idea, tal vez quiere ser más fuerte.

—¿Para qué? —Me crucé de brazos.

Él levantó los hombros.

—Me parece extraño, además, ni siquiera conocemos su pasado.

—Sé que nació en Rusia y es ex militar, solo eso sé. No tienes por qué hacerte estas preguntas, Aiden. ¿Acaso piensas que Reik está creando un ejército? —dijo sarcásticamente.

—No, no sé qué pensar, solo... —Suspiré—. Espero que ayude a Valeria. —Le sonreí a Jonah—. Me tengo que ir, nos vemos luego.

No sabía qué pensar. Reik nunca me dijo cuál era su pasado o qué quiere de nosotros. Tal vez quiere luchar contra otros hombres lobo, pero estoy seguro de que los únicos licántropos que hay en el Valle somos nosotros. ¿Qué más quiere?.

—Hola —saludé a Sofía una vez llegué al parque.

Ella estaba de brazos cruzados, podía notar que estaba molesta, pero a la vez olfateaba una emoción muy grande.

—Oye, ¿estás bien? —Me acerqué a ella.

—¿Por qué no respondiste mi mensaje anoche? —me preguntó mirándome a los ojos.

Mierda, olvidé hacerlo.

—Lo siento, es que me quedé dormido, tenía mucho sueño —dije mirándola a los ojos.

—¿Pero me dejaste en visto?.

—Sí, porque lo abrí, estaba pensando si responderte o no, estaba exhausto anoche. Además noté tu felicidad y pensé que era mejor que habláramos en persona. —La tomé de las manos, sorprendido por lo bueno que era mintiendo.

—Tienes razón —dijo ella sonriéndome—. Pero te lo contaré después, ahora tenemos que encargarnos de esto. —Hizo una mueca lanzándome una sonrisa cómplice.

—Bueno chicos, está todo listo ¿vamos? —dijo José acercándose a nosotros con el resto.

Entramos a un bar/restaurant y pedimos nuestro almuerzo.

—José invito —dijo Leo.

—No se aprovechen de mí chicos, tal vez cuando me muera les haga mucha falta —agregó José.

Rosas Plateadas (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora