Capítulo 37: La Verdad

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Jonah

-¿Qué demonios fue todo eso? -pregunté molesto luego de llegar sanos y salvos a la casa de Reik.

-No lo sé -dijo Lynn, obviamente no estaba interesada en responder.

-Reik -dije viéndolo a los ojos molesto, no podía explicarme lo que había pasado en el bosque.

Reik nos miró a todos, Lynn, Valeria y yo estábamos agotados y muy confundidos, Terrence ni se diga.

-Eran cazadores -soltó sin más.

-¿Cazadores? -preguntó Valeria.

-Dijiste que ellos no vendrían aquí, que no había probabilidades de que nos encontraran -reclamé.

-Dije que las probabilidades de que nos encontraran eran pocas, pero tarde o temprano iba a pasar -dijo.

-¿En serio? -Me mofé ante su tranquilidad-. Tienen a Aiden.

-Tenemos que ir a buscarlo ahora, prepárense -ordenó restándole importancia a todo lo que pasó.

-Antes, nos debes una explicación. -Lo miré a los ojos.

Reik se quedó mirándome, no había palabras en su boca, o no las quería decir.

-Maldita sea Reik, ¿cómo demonios piensas que te acompañemos después de esto si no nos quieres dar una explicación? -dije.

-Espero que confíen en mí, prepararé algunas cosas. -Reik se alejó de nosotros dejándonos solos en la sala.

-¡Qué demonios! -No podía aguantar la impotencia, era demasiado, casi perdimos la vida allá por culpa de esos cazadores, y él sabe algo-. No puedo creer que esté así, a veces pienso que lo conozco y otras veces que es un completo desconocido.

-Tranquilízate Jonah -escuché. Diane.

-¿Cómo quieres que me tranquilice? ¡Ese idiota casi nos mata y no nos quiere dar alguna explicación! -Los miré a todos, algunos estaban a mi favor, pero Diane y Alec, no lo parecía. Ellos eran los más cercanos al alfa, así que lo conocen mejor que nosotros, pero, aún así, me siento como un peón, y no lo soy.

-Confía en él, no te desesperes -dijo Diane.

-Eso lo dices por ti, llevas mucho tiempo con él, yo no, ni Lynn o Terrence, incluso Aiden, que en estos momentos puede estar siendo torturado o a punto de morir. Y no tenemos ni idea de por qué se esmeró tanto en construir una manada grande -exclamé. Todos estaban callados, al parecer tampoco tenían idea de qué estamos haciendo con él-. No sé qué hacer con Reik...

En ese momento, Reik se acercó a mí y noté cómo su sola presencia me intimidó en gran medida, haciéndome bajar la mirada. -Jonah tiene razón, ninguno de ustedes merecen estar así, conmigo -dijo Reik, mirándome directamente-. ¿Quieren conocer mi pasado? Bien. Hace años, serví como mercenario checheno, luché en la segunda guerra chechena y en otros conflictos civiles. Sin embargo, existía un problema evidente para mis enemigos dentro de la organización: yo era más fuerte, más veloz y más ágil que todo el escuadrón, tal vez que todos los mercenarios.

»Esto llamó la atención de varios grupos, entre ellos un clan muy famoso en Rusia y en oriente, los llamados 'Bronzoviye volki' o 'Lobos de Bronce', especializados en cazar criminales de guerra o asesinos en serie. Pero eso solo era una fachada, su verdadero trabajo consistía en cazar brujas y hombres lobo, siendo estos últimos sus presas favoritas.

»Al poco tiempo me enteré de que era buscado, sin embargo, mi ingenuidad me llevó a pensar que mi organización o el gobierno me protegerían, ya que no tenía ningún delito de guerra. Pero era joven, mi inexperiencia e inmadurez me jugaron una mala pasada.

»Cuando salió la luna llena, esa noche, mi escuadrón tenía que tomar un puente que conectaba la principal ruta comercial con el Cáucaso del norte, el cual estaba custodiado por cientos de militares rusos. La misión continuó, pero ya nos estaban esperando; un espía de la KGB estaba infiltrado en nuestro escuadrón y nos emboscaron.

»La mayoría de mi escuadrón fue aniquilado y todos esos sentimientos inundaron mi cabeza. La influencia de la luna hizo que perdiera el control de mi lobo, masacrando sin piedad a todas las fuerzas rusas del puente. A la mañana siguiente, no sabía lo que había pasado, pues no quedaba nadie con vida, solo yo, y lo que quedaba de mi escuadrón tampoco logró salvarse de mi brutal ataque. Nunca me perdoné por haber masacrado también a mis amigos.

»Días después fui condecorado por la organización, hasta que unas semanas después, un sobreviviente de aquella masacre habló con la prensa y la noticia de que un monstruo masacró a cientos de soldados rusos causó revuelo en todo el oriente. Fue la noticia perfecta para que el Lobo de Bronce entrara en acción.

»No tuve otra opción más que refugiarme aquí en Occidente, donde sabía que el poder ruso no tenía influencia y el clan que me buscaba no me encontraría, en un pequeño pueblo rodeado de bosques y montañas -concluyó.

Suspiré, tranquilo -Ya veo -respondí con serenidad.

-¿Eso explica el ataque de afuera? -opinó Terrence.

-Aún no lo sabemos, pero es lo más probable -dijo Reik.

-Maldición, si no tuviéramos suficiente con esos monstruos, ahora tenemos que enfrentar a esos asesinos -exclamó Terrence.

-Chicos, tenemos que marcharnos. Cada minuto que pasamos aquí pone en riesgo la vida de Aiden, debemos apresurarnos.


Darin

Estaba explorando aquel bosque, y estas criaturas estaban muertas.

-¿Qué diablos son? -preguntó Marcus.

-Nukubos -respondí, moviendo el cadáver de uno-. Son criaturas de la mitología Campu, la tribu indígena que habitaba en este lugar antes de la conquista. Se dice que son los soldados de Nutluki, el espíritu de la maldad, responsable de todo lo malo que pasa en el mundo según los Campu -explicaba.

-¿Crees que esté aquí, Ozan? -preguntó Joe, mi mano derecha.

-Alex dedico toda su vida a esto, estamos muy cerca, chicos. Después de 25 años, estamos a punto de terminar lo que comenzó hace milenios. -Mi motivación era grande, por fin teníamos una pista concreta, por fin podíamos darle muerte.

-Señor, aquí, tiene que ver esto -dijo Lucius acercándose a mí. Lo seguí y tenían atado a un adolescente que luchaba por liberarse.

-Vaya -dije sorprendido.

-Es un hombre lobo -dijo Joe.

-Pensé que era solo un mito -dijo Marcus.

-Todo aquello que parezca un mito, es realidad -dije. Me agaché para observarlo, estaba muy asustado.

-Habían más, son parte de una manada -dijo Lemuel, quien fue el hombre que lo capturó.

-¿Qué hacían aquí? -preguntó Marcus.

-Luchaban contra los nukubos -dijo Lemuel.

-¿En serio? ¿Quiere decir que también lo saben? -dijo Marcus.

-No podemos estar seguros de ello, pero pueden ayudarnos. -Miré al chico-. Llevémoslo.

Rosas Plateadas (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora