Capitulo 38: La Orden de Jedutún

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Aiden

Fui apresado por un más personas desconocidas cuyas intenciones permanecen en la sombra. Abatido por el miedo, me vi enfrentando armas de diseño inusual en manos de seres que, a simple vista, parecían humanos corrientes. La incertidumbre se convirtió en un turbio abismo en mi mente, dejándome sumido en la confusión más profunda.

-Llevaremos a este chico con nosotros -declaró el anciano del grupo, compuesto por seis hombres, o quizás más; apenas mi visión estaba volviendo a la normalidad. El anciano se aproximó a mí, permitiendo que lo observara detenidamente. No era muy alto, su calvicie era evidente y apenas le quedaba algo de cabello canoso en la parte trasera de su cabeza y sus sienes. Tenía unos ojos azules muy claros, su tez era blanca en exceso a mi parecer.

Cuando se agachó para examinarme más de cerca, intenté asustarlo mostrando mis colmillos, pero él no mostró signos de temor.

-Vaya, así que eso es un hombre lobo, pensé que solo era un mito -comentó un chico, quien parecía ser el más joven del grupo.

-Recuerda, joven, todo lo que parece ser un mito, es más real de lo que crees. En este mundo existen cosas que desconocemos y pasamos por alto. Basta con adentrarse en lo más profundo del bosque o en lo más alto de estas montañas para comprender que las personas que nos rodean no tienen ni la más remota idea de lo que se gesta en la oscuridad de la noche. Llévenselo -murmuró el anciano, con un tono enigmático que dejó un escalofrío en el ambiente.

Un par de hombres me tomaron de los brazos para levantarme, grité desesperado con todas mis fuerzas, pero el grito salía ahogado por el trapo que me amordazaba, así que luché. Utilicé mi fuerza para lanzar lejos al hombre de la derecha.

-¡Oye, cálmate! -me dijo el anciano amenazándome con una daga plateada con grabados e inscripciones muy extrañas en su hoja-. No te haremos daño, solo queremos tu ayuda. Así que es mejor que colabores con nosotros, chico -dijo mirándome a los ojos.

No tuve más remedio que seguir sus órdenes y esperar algún momento para escapar de allí. No estoy seguro de lo que pasó o cómo me capturaron, solo espero que mi manada esté buscándome.

Caminamos por una hora en medio de las montañas hasta llegar a un pequeño rancho de madera donde habitaba esta gente.

-Quítenle el trapo -ordenó el anciano.

Cuando los hombres me quitaron el trapo de la boca, grité:

-¡Sueltenme!. -Luchaba por desajustar las cuerdas.

-No lo haremos hasta que podamos confiar en ti -dijo el anciano mirándome a los ojos.

¿En serio me dijo eso? ¿Cómo pretende que confíe en ellos si me secuestraron?

-¿Qué es lo que quieren de mí? -dije intentando calmarme, pero era muy difícil. Aunque me era más difícil controlar mis emociones, soy humano, estaba en una situación que solo pasaba en las películas, y no se parece en nada a lo que imaginaba.

-Mi nombre es Darin -dijo ese anciano. Estaba sentado de frente a mi sin quitarme los ojos de encima-. No creo que me recuerdes.

-¿Nos conocemos? -Fruncí el ceño.

-No, obviamente no, jamás te había visto en mi vida, y estoy seguro de que tú tampoco me habías visto en tu vida -agregó.

No entendía nada. -¡¿Qué estoy haciendo aquí?! ¡¿Quiénes son ustedes?!.

-Te lo explicaré pronto, lo prometo, pero quiero que toda tu manada esté aquí, les quiero explicar todo a ellos también. Pero antes, tienes que convencerlos de que no somos una amenaza -dijo Darin.

-¿Estás loco?. Ellos vendrán a matarlos a todos, ¿Qué esperan?, ustedes me secuestraron -dije indignado por esa propuesta.

-Estamos haciendo esto porque necesitamos su ayuda. ¿Qué estaban haciendo en el bosque? ¿Luchando contra los nukubos? -preguntó.

-¿Cómo sabes de ellos?

-Sé muchas cosas, chico, y de todas esas cosas, créeme que aunque te lo contara, no me creerías. Responde mi pregunta.

-Sí.

-¿Por qué?

-Les estábamos interrogando por las desapariciones que han habido últimamente.

-¿Desapariciones? -Darin frunció el ceño y se mostró muy interesado.

-Sí, han desaparecido dos personas, un hombre y una mujer.

Recorrió la sala con sus ojos, pensando detenidamente en lo que le dije.

-¿Qué te respondieron?

-Pues admitieron todo, pero lo justificaron con un: "Todo lo que estamos haciendo es para un bien mayor".

-¿Qué bien mayor?

-No lo sé, ahí empezamos a pelear con ellos.

Darin respiró profundo y luego se levantó de la silla.

-Escucha, chico, cosas malas están a punto de suceder. Tenemos que detener esas desapariciones, por eso necesitamos de su ayuda. -Darin me miró-. Y es por eso que tienen que saber la verdad.

-¿Qué verdad? -pregunté interesado.

-La sabrás, pero tienes que ayudarnos a convencer a tu manada de que nos ayuden -dijo, mirándome a los ojos.

-¿Puedo confiar en ustedes?. -Lo miré.

-Créeme, esto es mucho más grande que cualquier conflicto. Tenemos que estar unidos. -Darin me miró-. Puedes confiar en nosotros.

-Está bien, entonces los convenceré -confesé.

-Me alegra escuchar eso. -Darin sonrió y luego me desató-. ¿Cuál es tu nombre?

-Aiden -dije mirándolo a los ojos.

-Esperemos a tu manada, Aiden.

Asentí y comencé a recorrer la sala mientras esperaba a que la manada llegara, según Darin, no tardarían mucho en llegar si seguían mi rastro.

-¿Todavía no ha llegado tu manada? -preguntó un hombre que se acercó a mí, notando que era más alto que yo y de rasgos distintos, lo que denotaba que no era latino, posiblemente europeo.

-No. -Respondí, volteándome hacia él.

-Soy Lemuel -se presentó.

-Aiden.

-Así que eres un hombre lobo.

-Sí, ¿cómo sabes de nosotros?

-He visto a muchos como tú, de hecho, tuve un amigo así. Seguramente lo conoces.

-¿Yo? -no sabía a dónde quería llegar con eso.

-Su nombre es Reik, y creo que es tu alfa -dijo con una sonrisa.

-¿Quién eres? -fruncí el ceño.

Él se burló. -Soy un cazador de los Lobos de Bronce.

-¿Los Lobos de Bronce? -pregunté confundido.

-Es un clan que se dedica a cazar a los tuyos -sus palabras me sorprendieron-. Reik estaba en nuestra mira, lo busqué por toda Europa y nunca lo encontré -confesó.

-¿Por qué lo buscaban? -pregunté.

-Bueno, además de ser licántropo, una noche de luna llena acabó con todo un ejército él solo. Pasamos 7 años buscándolo y no logramos encontrarlo, hasta ahora.

No podía creer lo que estaba escuchando. Apenas conocía a Reik, pero sabía algo de su historia y de la guerra chechena. Sabía que un hombre masacró a todo un escuadrón en una noche. ¿Entonces fue Reik quien lo hizo?

-¿Y todavía lo estás buscando? -fruncí el ceño.

-No, ahora tengo una misión más importante por hacer.

-¿Cuál? -lo miré.

Él me miró y sonrió de lado-. Dime Aiden, ¿crees en Dios?.

Rosas Plateadas (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora