Capítulo 31: Noche Especial

6 2 0
                                    

Aiden

Me acerqué a Sofía con la intención de abrazarla y compartir su alegría.

—¡Gané! —exclamó ella, mostrándome su cinta con gran emoción.

—Te lo dije —respondí.

—Gracias. —Ella rodeó mi cuerpo con sus brazos dándome un fuerte abrazo.

—Bueno, es solo un paso, aún falta mucho. Tenemos que seguir preparándonos —comentó su entrenador.

—Ay Manfred, no seas así, déjame disfrutar esto —respondió Sofía.

—Solo digo —bufó Manfred.

—Hay que celebrarlo, ¿no crees? —le dije.

—Me encantaría, pero estoy demasiado cansada. Quizás otro día —contestó.

—Está bien, me avisas. —Ella se alejó para abrazar a su equipo. Observé su entorno y me pareció extraño que sus padres no estuvieran ahí.

—¿Me acompañas? —me pidió, tomándome de la mano.

—¿A dónde vamos? —pregunté.

—Quiero ver a alguien. —Ella me sonrió.

—Está bien. —La detuve—. Oye, ¿y tus padres? ¿Por qué no vinieron? —le pregunté, notando su incomodidad.

—No pudieron venir. No quiero hablar de eso. —Agachó la mirada.

—Entiendo. —La acompañé hasta el coche de Manfred, el cual le prestó a Sofía.

—¿Sabes conducir? —pregunté, sorprendido.

—Sí, la madre de Andrea me enseñó —dijo, encendiendo el coche.

—¿Y tienes licencia?

—¿Cuántos años crees que tengo? —respondió sarcásticamente.

—¡Cierto! Nunca te lo pregunté. Tienes dos años más que yo, pero vamos a la misma clase. ¿Reprobaste dos años? —bromeé.

—¿Quién crees que soy? —Ella arrancó el coche—. No, cuando mi padre murió, mi mamá se encargó de nuestra economía. Tiempo después, mi mamá enfermó y no pudo seguir trabajando, así que tuve que dejar los estudios e ir a la ciudad, donde trabajé durante dos años hasta que el nuevo novio de mamá nos ayudó. —No sabía esa parte de su vida. Todos piensan que Sofía es una chica superficial, sin conocimiento del sufrimiento.

—¿Por qué nunca me lo contaste? —Le pregunté, mirándola.

—Nunca me lo preguntaste —se rió.

—¿Y me lo hubieras dicho?.

—¡Claro que sí! Aiden, me has demostrado mucho en tan poco tiempo —dijo mientras me miraba a los ojos—. Hemos llegado. —Estacionó el auto y se bajó, yo la seguí hasta la puerta de un orfanato.

—¿Qué vas a hacer? —le pregunté.

—Sígueme. —Entré con ella y esperé mientras hablaba con una profesora—. Vamos —me dijo.

La seguí por el pasillo hasta llegar a una habitación donde estaba un niño.

—Hola, mi niño —dijo Sofía al verlo.

—¡Sofía! —El niño saltó de alegría y la abrazó.

—Te extrañé. —Sofía le demostró mucho cariño en ese abrazo.

—¿Por qué no has venido antes? Pensé que me habías olvidado —dijo el niño. Lo miré detalladamente y supe que era especial.

—No se te ocurra pensar eso. Solo que he estado muy ocupada con otros asuntos, pero siempre que pueda, aquí estaré para ti —dijo Sofía.

Rosas Plateadas (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora