Capítulo 03: Vida (A)social

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—Chicos, ya es muy tarde. Mañana tenemos clase —advirtió Kurt, mientras la oscuridad de la noche envolvía el camino cerca del bosque, añadiendo una atmósfera inquietante a la conversación que habíamos tenido.

—Kurt tiene razón, es hora de irnos —asintió Leonardo.

—Está bien chicos, nos vemos mañana entonces —comentó José, saliendo de su habitación y bajando las escaleras hasta la sala donde sus padres estaban sentados junto a la chimenea.

—Nos despedimos, gracias —dijo Kurt, con una sonrisa.

—¿Se van a pie? ¿A estas horas? —preguntó el padre de José, preocupado.

—Sí, ya es muy tarde. Mamá se enojará si llego tarde —explicó Leo.

—No puedo dejarlos ir solos a estas horas de la noche. Vamos, les llevaré hasta el pueblo —insistió el padre de José, demostrando su generosidad y consideración.

—No se preocupe... —Kurt fue silenciado por Miguel.

—Será un gusto, señor.

—Bien, vamos entonces —decidió el padre, guiándonos hacia el garaje, donde sacó una gran camioneta Chevrolet. Era evidente que este hombre tenía recursos, nos montamos y yo ocupé el asiento del copiloto.

—Nos vemos mañana chicos —se despidió José.

—Adiós —respondimos desde el auto.

—¿Cómo van las clases muchachos? —preguntó el señor Alex.

—Todos vamos bien, señor. José está un poco rezagado, pero estamos progresando en general —comentó Miguel. Escuché que Kurt le dio un leve golpe en el hombro.

—No le haga caso señor, todos vamos bien. —Kurt mantenía una sonrisa incómoda.

—Eso me alegra —respondió el señor Alex, dirigiéndose a mí—. ¿Cómo está Nora?. —Me miró a los ojos.

—Ella está bien, señor —asentí.

—Escuché que la despidieron de su trabajo —dijo con preocupación.

—Sí, tuvo algunos problemas con su jefe, pero hoy consiguió otro trabajo en la ciudad —informé.

—¿En serio? Qué sorpresa. Tu madre es una mujer fuerte, una guerrera —comentó admirado.

—Sí, así es. —Desvié la mirada.

Alexander dejó a los chicos en el pueblo y me llevó a casa, ya que era el que vivía más lejos. La carretera, oscura y cercana al bosque, no era exactamente reconfortante.

—Gracias, señor —le agradecí al bajar del auto.

—No hay de qué, dale mis saludos a tu madre. —Me sonrió.

—Sí, lo haré. —Cerré la puerta del auto y me dirigí a mi casa. La moderna cabaña que actualmente pertenecía a Harry, era de dos pisos y de tamaño considerable, más grande de lo que se podría esperar de una cabaña convencional. Abrí la puerta y me encontré con Julia.

—Hasta que llegaste. —Se cruzó de brazos.

Ignoré sus palabras y me dirigí directo a la cocina.

—¿Qué hay de comer? —pregunté.

—Nada, para ti —Julia me siguió.

Suspiré. —¿Qué pasó? —le pregunté.

—Tenías que ayudarme con la guitarra —berrinchó.

Hice como si me sorprendiera: —¡Vaya, se me olvidó! Busca videos en Youtube, es mucho mejor. —Subí las escaleras para llegar a mi cuarto.

Rosas Plateadas (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora