Capítulo 06: La Fuerza de un Joven

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Han transcurrido tres días desde que fui dado de alta del hospital. Las noticias sobre mi enfermedad se han propagado rápidamente por todo el pueblo, y las amistades de mi madre y de Harry han venido a visitarme, seguramente para despedirse. Estoy siguiendo el tratamiento en casa, utilizando mascarillas y tomando medicamentos, y he experimentado cierta mejoría. Aunque los dolores en el pecho ya no son tan intensos, soy consciente de que el cáncer está avanzando en mis pulmones. A pesar de esta situación, quiero aprovechar al máximo el tiempo que me queda con mi familia y amigos.

—¿Vendrán tus amigos? —preguntó mi madre. Todavía no ha asimilado completamente la situación y, por las noches, la escucho lamentarse y rezar por un milagro. ¿Qué sentido tiene eso?

—Sí, creo que sí. Dijeron que intentarían visitarme todos los días —respondí. Evitaba hablar de mi enfermedad tanto como podía, por el bienestar de mi madre y mis hermanos.

—Eso es bueno. Haré más comida, entonces —dijo ella. Siempre que podía, pedía permiso en el trabajo para aprovechar al máximo el tiempo que nos queda juntos.

—Sí, por favor —le dije.

Después de una breve espera mis amigos tocaron a la puerta, a la que les abrí de inmediato.

—Vaya, Aiden, cada día te ves mejor —bromeó Miguel.

—Sí, le dije eso a mi madre ¡Pero no me cree! —respondí, alzando un poco la voz para que me escuchara.

Los invité a pasar y una vez dentro les cuestioné sobre si habían traído algo.

—¿Acaso no somos suficientes para ti? —exclamó Miguel en tono de broma.

—Sí, pero esperaba algo más, ¿un helado tal vez? —les respondí, sonriendo.

—Sigue esperando —bromeó Kurt.

—Idiotas, me los llevaré a la tumba o apareceré en sus cuartos de noche —dije en tono juguetón.

Mientras Miguel intentaba disimular la risa, los otros no parecían tomar a bien mis bromas. La verdad es que ya lo había asumido, así que no me afectaba.

—Oye Aiden, traje la play. —José se quitó su mochila.

—¡Genial!, vamos a mi cuarto. —Subí las escaleras mientras los chicos me seguían, ya estando ahí Leo se sentó en mi escritorio donde tenía la laptop prendida.

—Las rosas plateadas ¿Qué es eso? —preguntó Leo.

—Son...

—Son las imágenes porno de nuestro amigo —interrumpió Miguel.

—Ah por favor, no uso imágenes, los vídeos son lo mejor —dije mirando a Miguel.

—Tú si que sabes —dijo luego de chocar puños

Kurt se acercó a la computadora. —¿Qué es? —preguntó

—Es una leyenda oscura, sobre un demonio y su legado. —Desvié la mirada. No deseaba revelar la verdad, no quería estropear el momento. Si los chicos supieran por qué investigué eso, sentirían aún más lástima por mí, y la verdad es que ya tengo suficiente.

—¿Su legado?. —Kurt frunció el ceño.

—Sí...

—Listo chicos, jugaremos una partida de Call of Duty —interrumpió José—. Comienzo yo contra Kurt.

—¿En serio? —Kurt lo miró—, Voy a disfrutar de esto. —Se sentó en la cama y comenzaron a jugar.

Después de verlos jugar, llegó el turno de Miguel y Leo.

Rosas Plateadas (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora