Capítulo 43: La Cruz de Sauco

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Al día siguiente, me levanté para continuar con mi rutina habitual, tratando de ocultar lo que acecha en la oscuridad. Después de desayunar, me puse mi uniforme escolar característico de los liceos en Venezuela y fui a clases.

-Has estado perdido últimamente, Aiden -dijo Leo.

-Lo siento, chicos. He estado estudiando para los exámenes -respondí.

-Parece que tu mejor amigo sigue molesto -añadió Miguel, señalando a Jacob, quien no dejaba de mirarme.

-No creo que se vuelva a acercar después de esa paliza -dijo Kurt.

-Ni lo intentará -añadí. En ese momento, mi atención se desvió de Jacob para enfocarse en una figura hermosa hablando con sus amigas. Era Sofía, quien al darse cuenta de que la estaba mirando, me sonrió y me saludó, a lo que respondí con una sonrisa.

-Parece que tenemos un soldado caído, alerta, alerta, soldado caído -se burló Miguel, imitando el sonido de una radio militar con sus manos.

-Deja de molestar, está enamorado -intervino Leo.

-Ya sabes lo que dicen, primero te enamoras y luego rompen tu corazón -comentó Miguel.

-Oh sí, habla el experto en estos casos -ironizó José.

-No soy un experto, solo digo la verdad. Aiden tiene 16 años y Sofía 18, para él es un amor adolescente, pero para ella, solo uno más -explicó Miguel. Aunque sus palabras me afectaban, sabía que tenía razón. A pesar de ser un niño para ella, no podía dudar de sus sentimientos hacia mí, y esperaba ser lo suficientemente maduro para mantener nuestra relación durante más tiempo.

-Tal vez tengas razón. -Suspiré y metí las manos en los bolsillos de mi suéter-. Pero solo quiero disfrutarlo mientras dure -confesé.

-Vamos chicos, ya debemos entrar -avisó Kurt.

Después de asistir a todas las clases y presentar los exámenes del día, me dirigí a la casa de Reik para recordarme de mi verdadero deber.

-¿Estamos todos aquí? preguntó -el alfa al entrar.

-Sí confirmó Jonah.

-Bien chicos, solo quería recordarles lo de Darin. Si todo esto es verdad, no podemos permitir que pase este día sin hacer nada. Quiero que salgan todos hoy y busquen a la persona que tiene esa cruz, investiguen y saquen sus conclusiones -demandó Reik.

-Iré a casa a cambiarme y veré lo que puedo averiguar -anuncié mientras me dirigía hacia la salida.

-Aiden, ¿es verdad lo que dijiste anteayer? -me preguntó Alec, quien caminaba a mi lado, refiriéndose a mi experiencia en el bosque.

-Sí, fue muy real. No creo que fuera un sueño -respondí antes de ser interrumpido por el sonido de una llamada entrando a mi teléfono. Era mi padre. Colgué la llamada.

-¿Estás seguro? -escuché a Alec.

-¿Qué? -dije viéndolo a los ojos.

-¿Hasta cuándo seguirás enojado con tu padre?.

-No pienso perdonarlo nunca.

-Sabes que es una estupidez lo que dices.

-¿Piensas que es una estupidez después de lo que me hizo?.

-¿Te abandonó cuando más lo necesitabas? ¿Te golpeaba a ti y a tu madre? Aiden, tu padre es un ser humano, comete errores como tú y como yo. Sabes, la última vez que peleé con mi padre fue porque él me había reclamado por gastar dinero de su tarjeta, le dije que era un idiota y luego me reprendió con un golpe y me castigó. -Alec dibujó una pequeña sonrisa en su rostro-. Lo que daría por sentir otra vez el tacto de mi padre, volver a escuchar su voz, aunque fuera un regaño. Lo extraño mucho, y si lo tuviera frente a mí otra vez, le diría cuánto lo amo y cuánto lo siento por todo lo que le hice. -Alec me miró a los ojos-. Escucha, Aiden, no cometas el error de hacer sufrir a tu padre, porque créeme que el sufrimiento del arrepentimiento es eterno y doloroso. Dale una oportunidad, deja que te explique -sugirió Alec.

Rosas Plateadas (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora