Capítulo 25: Después de la noche

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Nos vemos atrapados en un mundo de falsa certeza, donde la luz del día domina la percepción y otorga una sensación de control ilusorio. Sin embargo, en la penumbra de la noche y en los recodos inexplorados y desiertos, yace lo desconocido. El misterio que envuelve el bosque es palpable, clamando por ser descubierto. Más allá de las leyendas y los susurros, es la vivencia de aquellas sombras oscuras la que me atormenta, cuando desperté en medio del bosque en plena medianoche.

—Aiden, es hora de irte, tienes que apurarte —gritó Harry desde la otra habitación.

—¡Voy! —respondí en voz alta desde mi cuarto.

El tiempo seguía marcando el ritmo de mi vida, y ese día no era la excepción. Tomé mi mochila y me dirigí a la secundaria, consciente de que tenía responsabilidades pero también decidido a vivir mi vida al máximo.

—¡Aiden! —escuché a Leo llamándome a lo lejos, reuniéndose con todos nuestros amigos.

Esa mañana me sentía distinto, más sensible al estrés pero también lleno de energía. Recordé las advertencias de Reik sobre las vísperas de luna llena, y pensé que quizás eso era lo que estaba experimentando.

—Hola chicos, ¿cómo están? —Los saludé al llegar.

—¿Qué tal estuvo la fiesta de anoche? —preguntó José.

—Buena, creo. —Respondí, notando a Miguel con evidentes signos de resaca—. ¿Y tú, Miguel, cuánto tomaste?

—Mejor no preguntes —contestó.

Nos reímos juntos.

—¿Cómo estaba? —preguntó Kurt.

—Era como si Miguel no estuviera allí, era como si una persona diferente hubiera tomado su lugar —expliqué.

—¿Por qué dices eso? —inquirió Miguel, frunciendo el ceño.

—Me dijiste muchas cosas, la verdad me sentí halagado —dije con una sonrisa.

Los chicos rieron y comenzaron a burlarse de Miguel.

Momentos después, mientras estaba sentado de espaldas en el patio, sentí que alguien me tapaba los ojos y me daba un beso en la mejilla. Reconocí de inmediato aquel aroma familiar, y al descubrirme, pude ver a Sofía riéndose alegremente.

—¿Cómo estás? —me preguntó con una sonrisa.

—Bien —respondí, devolviéndole la sonrisa. Los chicos se quedaron sorprendidos, no esperaban ver esa reacción.

—Hola chicos, ¿cómo están? —saludó Sofía.

—Bien —contestaron todos al unísono, aún procesando lo que acababa de suceder.

—¿Qué fue eso? —preguntó Miguel, mostrando su curiosidad como siempre.

—¿No les contaste? —me preguntó Sofía, centrando su atención en mí.

—No tuve tiempo —respondí—. Muchas cosas pasaron ayer mientras estabas bajo los efectos del alcohol —añadí, tomando la mano de Sofía y apartándome para que se sentará a mi lado.

Miguel se frotó la cabeza. —Ahora que lo mencionas, ayer los vi muy románticos —dijo. Sofía se rió.

—¿Te acuerdas de eso? —preguntó ella.

—Sí —respondió Miguel.

—¿Y no te acuerdas de lo que nos dijiste? —dijo ella, Miguel explicó todo con la cara.

—Ah, casi arruinas todo —dije.

Sofía se rió. —Más bien ayudaste a dar el paso. —Me miró juguetonamente y me abrazó.

Rosas Plateadas (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora