Capítulo 44: Muy Cerca

4 2 0
                                    

Algo no encajaba, mis pensamientos giraban sin cesar en torno a lo que estaba sucediendo a mi alrededor. La cruz en el cuello del alcalde me hacía dudar, ¿podría ser el responsable? No tengo respuestas definitivas.

El anochecer me obligó a regresar a casa, anhelando reposar mi mente después de un día agitado. La soledad del pueblo era palpable, no había una sola alma a la vista. Mi caminata solitaria me brindaba espacio para reflexionar sobre muchos aspectos de mi vida.

Quizás fui demasiado severo con mi padre. Aunque es innegable que sus acciones tuvieron un impacto en lo que me sucedió, ¿era justo tratarlo con tanta dureza cuando solo buscaba reconciliarse conmigo? No lo sé, pero tengo otros problemas en los que concentrarme.


Sofía

-Hiciste un gran trabajo hoy. Ya cada vez falta poco para ir a la capital, estás muy preparada, y para los medios, eres la favorita. La reina de los Andes, te titulan. Llegaras muy lejos Sofía -dijo Manfred mirándome a los ojos. Ese hombre es lo más cercano a un padre que he tenido en estos últimos años, me comprende y me apoya con todo, y, me duele admitirlo, pero ha hecho por mi, más que mi madre.

-Gracias, Manfred, no sabes cuan agradecida estoy, me has llevado muy lejos. -Tenia una sonrisa en mi rostro, que poco a poco sería acompañada por lágrimas de felicidad.

-La próxima semana iremos a la capital, para ver cómo son las cosas. Estaremos esos días entrenando allá, sin descanso hasta que llegue el día del certamen, que será en 2 semanas. Durante el tiempo que estemos allá, no vendrás para acá, ni siquiera de visita, por eso, mejor que vayas despidiendote de las personas que amas -me sugirió.

-Lo haré. -Le sonreí-. Me tengo que ir -dije.

-Ve con cuidado.

-Sí, adiós. -Encendí el auto para ir a mi hogar.


Alec

-¿Qué estás haciendo aquí todavía? -me preguntó Reik.

-Buscando información -respondí.

-¿Información? -repitió con sorpresa.

Suspiré. -De mi familia, no lo sé Reik, me estoy volviendo loco. Aún me cuesta asimilar la idea de que mi padre hizo lo que hizo -exclamé.

-Oye, cálmate, no tienes que dejar que esto te controle así. Escucha, sea lo que sea que esté afuera, encontraremos la verdad y saciarás tus dudas, no te preocupes por eso -dijo tomándome del hombro.

-Tienes razón, supongo. -Tenía mis manos en la hoja de Ozan, podía sentir como el grosor era diferente a la de las demás hojas. Era muy extraño, la examiné mejor y en efecto, había otra hoja, pegada a la anterior, era más vieja y estaba deteriorada por las termitas, la despegué con cuidado de no romperla-. ¿Mira esto? -le dije a Reik confundido.


Aiden

Llegué a una parte del pueblo iluminada por la luna, cerca de la plaza principal. Allí encontré a una chica recostada en una pared, su mirada triste y temerosa me envió escalofríos por la espalda. Seguí caminando, tratando de ignorarla, pero algo dentro de mí me advertía que algo siniestro estaba sucediendo. La chica me miró y pude ver la desesperación en sus ojos.

-¿Estás bien?. -Me acerqué con cautela después de mirar a mi alrededor, consciente de que algo no estaba bien.

-Aléjate de mí -dijo con voz temblorosa y mirada aterrada. La angustia en su rostro evidenciaba el miedo profundo que la estaba consumiendo, como si estuviera presa de una situación de vida o muerte.

Rosas Plateadas (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora