Capítulo 32: Levine

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—La última vez que te fuiste de la biblioteca, tuvimos que hacernos cargo de todo el trabajo. Nos debes esa, Aiden —dijo Kurt con firmeza.

—No fue mi culpa, tenía algo más importante que atender —me justifiqué.

—No es excusa, Aiden. Nos debes ese diez —regañó Kurt.

—Chicos, luego se los pago, además estamos a 5 semanas de salir. ¿En qué podría ayudarles? —dije.

—A mí, tengo que recuperar historia, y tú me podrías ayudar —dijo Miguel.

—Está bien, pero no voy a perder mi tiempo contigo. Estudiaremos una vez y ya —aclaré.

—¡Bien! —dijo Miguel, apretando el puño en señal de victoria.

—Oye, ¿ya viste? —Jose me mostró su teléfono. Era Sofía, estaba en las redes.

—Todos están hablando de ella. ¿No es grandioso? —dijo Leo.

—Sí, apenas fue elegida como la representante de nuestro estado, y ya la califican como una de las favoritas a ganar —dijo Kurt.

—¿Cómo te sientes sabiendo que tu novia puede ser la futura Miss Venezuela? Imagínate si ella llegase a ganar e ir al Miss Universo. No tendrías que preocuparte por la vida, ella te mantendría. Es un gran partido para ti, Aiden, no lo desperdicies —dijo Miguel.

—Déjalo, sabes que no soy así —exclamé.

—No, Miguel tiene un punto. Tu novia es la sensación en las redes actualmente. Tienes mucho que sacar de ahí —dijo Leo, eso me molestó.

—Chicos, basta, ¿sí? No soy interesado no lo necesito —dije.

—Está bien, está bien —dijo Miguel, calmándose.

—¿Cuándo es el Miss Venezuela? —preguntó José.

—En julio, pero Sofía tiene que irse a la capital un mes antes —dije.

—Eso quiere decir que ella se irá...

—Sí, en 3 semanas —interrumpí a Kurt.

—¿No irás con ella? —preguntó Leo.

—No, no lo creo. Tengo que hacer los últimos exámenes. No puedo descuidarme. Estaré con ella la noche del certamen —dije.

—Bueno, ¿por qué no vamos todos? Sacaré mi licencia en tres días. Podemos ir todos juntos ese día, quedarnos en un hotel y disfrutar en la capital —dijo José.

—¿De verdad? —preguntó Miguel.

—Sí, bueno si Aiden quiere que vayamos —José me miró a los ojos.

—Claro que sí —dije asombrado. La idea de ir con mis amigos a la capital me ilusiona mucho.

—Entonces está hecho —dijo José. Miré mi reloj.

—Chicos, tengo que marcharme. Al parecer, el alcalde va a hacer una especie de felicitación a Sofía en la plaza, y ya va a empezar —comenté.

—Nos esperas —respondió José. Los chicos se levantaron y caminé con ellos hacia la puerta, donde estaba el anuncio de la chica desaparecida.

—Mira, todavía no la han encontrado —observó Leo.

—Es muy extraño. ¿Quién desaparece así de la nada, sin dejar rastro? —opinó Kurt.

—Ya ha pasado una semana desde que desapareció, y las autoridades no tienen ni idea. Espero que este alcalde no sea igual que todos los demás que han ocupado ese cargo —dijo José.

Rosas Plateadas (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora