Capitulo 11

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6 de la tarde.

Agradecía que hoy no me toque trabajar, sobretodo porque todavía seguía cansadisima por todo lo de anoche, habían pasado bastantes cosas.

Lo de anoche...

Mientras mas pensaba peor era. Todavía tengo en loop ese momento en que casi nos besamos. No estaba bien, no estaba en los planes y no podía volver a pasar.

Enzo lo sabe bien pero la verdad es difícil porque aunque viva negándolo, muy por dentro los dos sabíamos que las ganas, a pesar del tiempo que haya pasado, estaban más que presentes en ambos.

Era inevitable a veces comernos con la mirada cuando nadie se daba cuenta, los pequeños toques por parte de los dos, los leves celos que surgían sin querer.
Obvio que los dos estábamos seguros de eso, pero sin embargo seguíamos haciéndolo.

El timbre sonó haciendo que salga de mis pensamientos y vuelva otra vez a la realidad.
Me levante del sillón con mis pocas ganas gritando un "voy". Seguramente se trataba de mi mejor amiga.

-Hola- habló un sonriente Julián Alvarez del otro lado.

-Juli! - dije un poco sorprendida- qué haces aca? pasa pasa.

-Dijiste que podíamos venir boba-frunció el seño pasando y tomando asiento en el sillón gris de mi casa.

Podíamos?

Note que todavía tenía unas ojeras impresionantes. Y si.

-Buenas buenas- Enzo entró sonriente como si fuera su casa, dándome un beso en la parte de atrás de mi cabeza.

-Me siento invadida- dije mirándolo ahora a los dos.

-Jodete- respondió mi ex. Mi ex.

-Yo a vos no te invite Enzo, solo invite a mi nuevo mejor amigo- dije peleándolo un poquito abrazando a Juli y él me correspondió.

-Y? Que me importa, yo vine igual- se defendió.

-Bueno, como sea, voy a preparar el mate. Traten de no romper nada porfa- hablé por las dudas, nunca se sabía con estos dos.

-Yo paso al baño un toque- gritó Enzo y después no escuche mas nada.

No habré tardado más de 15 minutos que cuando volví al living Julián ya estaba dormido abrazado a un almohadón.

Imposible que este chico sea tan tierno.

Finalmente me senté en el sillón al lado de Enzo mientras que él seguía mirando un partido de dos equipos totalmente desconocidos para mi. Estiré mis piernas todavía un poco somnolienta y comencé con la ronda de mates.

La nostalgia me invadió, esto ya se sentía como en los viejos tiempos. Obvio sacando el hecho de que también tenía durmiendo del otro lado del sillón a uno de los mejores delanteros del mundo, pero son cosas que le pasan a todos, no?.

-Te salen buenos ahora- dijo Enzo probando el mate, con su concentración en el partido- Casi tan ricos como los míos.

-Entre Lucas y vos me enseñaron a prepararos bien- respondí simplemente.

Ni se molestó en responder.

El partido había comenzado cero a cero y para ser sincera conforme iban pasando los minutos estaba cada vez más entretenido. Fútbol Europeo, obvio.

Lastimosamente, segundos después mi concentración en el partido fue casi nula cuando sentí que una de las manos de Enzo acariciaba mi pierna casi en el borde de mi short de pijama.

Lo miré de reojo a él pero todavía continuaba mirando la tele. Me maldije internamente cuando empezaba a relajarme apenas bajo su tacto, luchaba interiormente para no cerrar los ojos y disfrutarlo, pero en un punto ya era casi imposible.

Tímidamente comenzó a dibujar círculos en la zona más próxima al short de tela, levantando apenas el borde del mismo. No hice nada, dejé que continuara y no me moví. El cosquilleo que me recorría el cuerpo me llegaba hasta la punta de los dedos y la oleada de calor que comenzaba a sentir era terrible.

Continuó su juego un poco más cerca, ahora rozando mi ropa interior jugando con el borde de esta. Me estaba matando por dentro y él lo sabía. Y él también lo disfrutaba.
Sus dedos hicieron un recorrido apenas un poco más abajo masajeando la zona por arriba de la tela y sentí que en ese instante estaba por fallecer. No pudiendo aguantarme más tiré la cabeza para atrás chocando contra el respaldo del sillón mientras que me mordía el labio un poco más fuerte.

-Si queres que pare habla ahora- susurró en mi oído con esa voz ronca que me ponía los pelos de punta.

Pero no dije nada.

Ahora si se atrevió a masajear por debajo de la ropa interior teniendo un contacto directo. Por mi parte, quise facilitarle el trabajo abriendo mis piernas un poco más. Me desconocía totalmente.

Continuó haciendo su trabajo mientras tocaba ahora de una forma más ligera.
Solté un muy leve gemido ya un poco irritada, deseando que avance.
Enzo se tomó esto último como un permiso y sin más metió uno de sus dedos dando leves círculos. Cerré los ojos con fuerza y ya sentía que me dolían los labios de tanto morderme. A los segundos decidió meter otro ahora si, entrando y saliendo, al principio muy despacio pero después fue tomando su ritmo.

-E-enzo- hablé bajito entrecortado.

-Shh- susurró contra mi oído- Que hermosa te queda mi campera, te pensas que no me di cuenta que la estás usando.

Sus movimientos eran cada vez más rápidos. Sentía que no podía más, ya los dedos no eran suficientes y yo lo sabía. Él también lo sabía, pero de igual forma no quería que pare.
Para mi mala suerte se detuvo al instante, casi de golpe cuando escuchó un ronquido por parte de Julián quien todavía estaba del otro lado del sillón.

Ay dios, Julián.

De un momento a otro me había olvidado de su presencia y Enzo y yo nos estábamos yendo al pasto.

Nos reincorporamos al instante mientras que poco a poco yo recuperaba el aliento. Miré a Enzo y él como si nada, continuó mirando el partido esta vez con una sonrisa plasmada en su rostro.

A Kilómetros- Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora