Capitulo 42

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A la mañana siguiente me desperté por unos golpeteos molestos en la puerta. Cuando enfoqué la mirada vi que todavía estaba durmiendo en los brazos de Enzo mientras él mantenía apoyada su cabeza en mi pecho.

-Si no salen en cinco vuelvo y abro la puerta- gritó Julián del otro lado.

-Ya vamos- le grité con todas las fuerzas que tenía en ese momento para que pare de golpear. Ya parecía un viaje de egresados esto.
Enzo al instante se quejó y se acurrucó más contra mi cuerpo dejándome sin escapatoria.

-Amor, despertate- le dije bajito pero no se movió ni un centímetro,incluso, se acurruco mucho más.

-Dale Enzo, a ver dejame que me levante- le volví a decir.

-No soy Enzo, soy amor, decime amor- me dijo con esa voz ronca y enseguida se me formó una sonrisa.

-Dale bobo- dije golpeandole un poquito el brazo.

-Bobo no- respondió.

-Bueno.. amor, me dejas?- dije y afortunadamente esta vez se movió apenas un poco para el costado para darme espacio.

Pude buscar alguna remera que estaba ahí para cubrirme un poco y me fui directo para el baño. Al mirarme al espejo era un verdadero desastre, así me enjuague la cara como pude para estar más presentable.
Antes de darme la vuelta y salir, divisé al costado un vasito de plástico que había ahí y una sonrisa traviesa se me formó cuando ya me encontraba llenándolo con agua. Volví sigilosamente a la habitación del lado de Enzo quien seguía acurrucado ahora a una almohada.

-Despertate o te tiro agua- amenacé y vi como me miraba de reojo. Mentiroso no estaba dormido.

-No se te ocurra, Jazmín- respondió.

-A la una..- comencé pero ni se inmutó- A las dos..- todavía sin conseguir respuesta- A las tres- hablé finalmente tirándole el agua encima y enseguida dio un saltito en su lugar.

No pude contenerme la risa al ver su expresión sorprendido y no espero más para agarrarme de las piernas y volverme a tirar en la cama.

-Ah sos una viva barbara vos, veni acá- con sus manos empezó a hacerme cosquillas por todo el cuerpo y no pude contenerme más soltando una carcajada  y él se contagió ante esto.

-Basta basta, me canse- le dije recuperando un poco el aire y el también.

-Son tan lindos, adóptenme- dijo Julian desde la puerta mirándonos con ternura.

Al instante nos miramos con Enzo entendiéndonos y agarramos todas las almohadas para tirárselas a Juli que enseguida se defendió ante cada almohadonazo.

-Hijos de puta- nos gritó esta vez devolviéndonos fuerte todos los almohadones que le habíamos tirado.

Cuando menos nos esperábamos ya estábamos tomando mates en el exterior de la cabaña. Algunos de los chicos que ya se habían levantado decidieron organizar un desayuno con mates y facturas y con Enzo no dudamos en unirnos al instante hambrientos.

-Que planes hay para hoy?- dijo Nahuel del otro lado de la mesa.

-Estaría bueno ir a dar alguna vuelta por ahí, caminar un rato para conocer- esta vez habló Emi devorando una factura.

-Que paja- soltó el Cuti- yo quiero joda.

-Son las 10 de la mañana- le respondí extrañada.

-Siempre es tiempo- dijo él juntando las manos como si estuviese reflexionando.

-Yo estoy para ir a caminar más tarde, quiero salir a estirar un poquito- acotó Enzo.

-Ya me imagino porqué..- dijo Julian haciendo ruido con el mate.

-Y el que puede puede rey- habló nuevamente Enzo acomodándose en su silla y le dí patadita por abajo de la mesa abriendo los ojos.

Dicho y hecho, horas mas tarde nos encaminamos para recorrer un poco el bosque en el que ahora estábamos conviviendo y tanta naturaleza me estaba matando, no era muy fan que digamos. Puros árboles y bichos de todos los tamaños. Un asco.

Julián por su parte, se encargó de dejar papelitos de colores en cada árbol asegurando que con eso íbamos a poder volver a la cabaña sin perdernos. Vaya a saber uno de donde saco esos papelitos.

-Escuchan esa música?- habló Ota deteniendo su paso, activando al instante su oído fiestero.

-Si, vayamos a chusmear, vengan- agregó Julian y todos los seguimos a ellos dos.

Cuando pasamos un par de árboles salimos nuevamente a un lugar despejado encontrándonos con una cabaña mucho más chica que la de los chicos pero con la misma estructura. Ahí unas chicas quienes estaban bailando al ritmo de la música mientras que se ve que armaban una mesa en la parte de afuera. Básicamente como nosotros.

Nos acercamos, yo por mi parte con un poco de desconfianza pero igualmente seguí a los demás para ver de qué hablaban.

-Tenemos visitas- dijo una rubia alta- Hola chicos.

-Linda fiestita se armaron- dijo Rodri inspeccionando el lugar.

-Les gusta? Recién llegamos, ustedes están en la misma?- habló la morocha mientras seguía con su trabajo.

-Nos estamos quedando en otras cabañas, unos metros más allá también- volvió a hablar Rodri señalando el camino.

-Uh genial- soltó ella con una sonrisa mirando a sus amigas- Con las chicas esta noche vamos a armar algo así como una joda, si se quieren unir vengan- habló nuevamente la rubia mientras que veía como inspeccionaba a mi chico de arriba abajo.
Traté de aguantarme las ganas de fulminarla con la mirada por lo atrevida que fue.

-No, gracias- respondió mi mejor amiga para mi suerte, pareciera que me leía la mente.

-Ah bueno, como quier..

-No, lo dijo en joda- habló Paulo ignorando completamente a mi amiga- a la noche venimos entonces.

-Perfecto- respondió la rubia guiñándole un ojo mientras se volvía para dentro de la cabaña.

Al instante Sara conectó su mirada con la mía y rodó los ojos volviendo a caminar y Lean salió detrás de ella, me aguante la risa porque realmente hacía lo que yo pensaba y me encantaba coincidir.

Era cierto que no me llamaba mucho la atención estar con gente desconocida pero no me iba a poner ortiva con los chicos, así que decidí seguirlos en esta sin emitir palabra.

Se venía una noche... distinta.

A Kilómetros- Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora