Capitulo 20

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Al otro día me levanté con tres llamadas perdidas de Sara, cinco de Enzo y una de Julián.

Las ignoré por completo.

Cuando me quise levantar me di cuenta de que todavía estaba acostada en el sillón con la ropa húmeda y súper contracturada. Incluso quería llorar por esto último porque me dolía mucho el cuello.

Con mis pocas ganas arrastrando los pies fui directo a prender el agua caliente para tomarme una ducha. En ese momento estaba totalmente neutra.
Hacía un esfuerzo muy grande para relajarme y no pensar en nada, pero era imposible no volver a lo mismo.

Enzo tenía una hija.

Apenas nos habíamos separado, se fue a otro país perdiendo total contacto conmigo y después de meses y meses decide volver a Argentina y encima con una hija.

Cuando me puse un remeron largo miré la hora. Las cuatro de la tarde.
Bufé porque no podía no ir a trabajar, me podían echar y tampoco pensaba dejar a Lucas para que haga todo solo. No era justo.

Me puse un poco de maquillaje cubriendo las notables ojeras que se me habían formado y soltando un largo suspiro, comencé mi caminata hacia la cafetería.

Cuando llegué Lucas me saludo como siempre, además de tirar algún que otro chiste que apenas pude responderle con una sonrisa de lado.
No era un buen día, pero también sabía que él no tenía la culpa.

Traté de hacer las cosas normalmente como todos los días, pero simplemente no me salían bien.
Principalmente por las innumerables veces que me había quemado con café, además de que en un mal intento una taza blanca se me resbaló de las manos reventandose contra el piso.

Me frustré ante todo esto largando un suspiro mientras que sentía que un puñado de miradas enfocaban la vista en mi.

-Dejalo, yo lo junto- habló Lucas suavemente mientras juntaba el desastre del piso- Pasa algo? Andas media distraída.

-No se.. no es un buen día, nada más- respondí simplemente.

-Podes hablar conmigo si queres- dijo una vez que junto todo, extendiéndome la mano amistosamente y se la agarré, pero no respondí nada.

-Hagamos una cosa- habló nuevamente- cerremos un rato antes hoy y vayamos a tomar ese helado que me debes.

-Estas loco- respondí- si se enteran que cerramos antes nos echan a los dos.

-Vale la pena el riesgo- dijo alzando sus hombros y finalmente pasó por mi lado para seguir atendiendo.

Dicho y hecho, momentos más tarde aprovechando que ya casi no quedaba nadie, decidimos cerrar todo rápidamente casi una hora antes de lo habitual.

Estábamos seguros que las consecuencias iban a venir después si el dueño se enteraba, pero la insistencia por parte de Lucas me terminó convenciendo.

Decidimos encaminarnos a una heladería que quedaba a tres cuadras de la cafetería. La noche estaba hermosa, típica noche perfecta de verano.

Salir y aspirar un poco de aire me relajó un montón, mientras que también disfrutaba de la compañía de mi amigo, sobretodo porque él no parecía tener esa curiosidad de querer saber que me pasaba, sino que me vio en este estado y simplemente lo hizo; fue lindo de su parte arriesgarse a esto.

Una vez pedidos los cucuruchos de helado, nos sentamos en la ultima mesita disponible de afuera para disfrutar de la noche.

-Gracias por hacer esto Lu, no tenías porque- comenté agarrando una cucharada de mi helado.

A Kilómetros- Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora