Capitulo 32

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Del otro lado de la puerta se encontraba una chica no muy alta, pelo negro y estaba vestida impecable. Una mujer hermosa.
Enzo por su lado, estaba contra la puerta mientras miraba la situación un poco incómodo y yo seguía sin entender lo que estaba pasando ni quien era esa chica.

Él fijaba su mirada en mi, yo miraba a la chica muy extrañada por la situación, la chica nos miraba a los dos y Julián...

-Epa, no hay cafecito para m...? Hola Valen- dijo entrando en la sala saludando a la chica con total normalidad hasta que se percató de mi presencia también- Eh, yo..bueno me sonó el celular en la pieza ya vengo.

Y de un momento a otro desapareció por donde vino dejándonos a los tres solos nuevamente.

Gracias Juli, te ganaste el premio al menos obvio.

-Hola Valen, qué pasó?- habló finalmente Enzo rascándose la nuca.

La chica todavía me mantenía la mirada y después se fijó en Enzo.

-Te traje a Oli, quedamos en que yo iba a salir hoy y la ibas a cuidar hasta mañana, pero veo que estás ocupado...- habló ahora volviendo su mirada a donde estaba yo mientras me recorría de arriba abajo.

La mamá de Olivia. Maldije internamente por esto.

-Eh no, si lo decís por mi yo ya me estaba yendo e-eh...- hablé rápidamente levantándome de la banqueta un poco avergonzada por mi vestimenta.

-No Jaz, no hace falta que te vayas, no te vayas- aseguró Enzo haciendo que me detenga.

-Jaz...- dijo ella repitiendo mi nombre- Con razón Oli estuvo toda la semana repitiendo ese nombre.

Sin otra opción, di tres pasos más para llegar hasta donde estaban ellos y me posicione un poco atrás de Enzo porque todavía estaba vestida con su ropa.
Le extendí la mano para presentarme y ella dudo un poco al principio, pero la acepto todavía desconfiada.

-Soy Jazmín, vos sos la mamá de Oli, no?- pregunté inocentemente aunque ya sabía más de lo que debería y quería que me trague la tierra.

-Si- respondió ella secamente- Enzo al final podes cuidarla o que hago?

Auch.

-Si Valen, no hay problema- le contestó  Enzo muy incómodo por todo y yo sentí un malestar al instante. Enzo pareció notarlo porque enseguida sentí que entrelazaba nuestros dedos.

Valentina se dió media vuelta y fue directo al auto lujoso que tenía para poder bajar a Oli que, casi a los tropezones, vino corriendo a los brazos de su papá.
Enzo la recibió con una sonrisa enorme llenándola de besitos.

-Te dejó el bolsito rosa y mañana la paso a buscar. Chau mi vida- le dijo a Oli dándole un besito- Chau Julieta- me dijo a mi.

Julieta. Bueno, ya me había dado cuenta de que, o no me presto atención o ya le había caído mal.

Apenas Enzo cerró la puerta, Oli se rescató de mi presencia y estiró sus bracitos para que le haga upa y yo no pude contenerme para llenarla de besitos.

-Jaz, Jaz- repetía y su risita de felicidad era la más bonita del mundo.

Enzo soltó un suspiro por lo anterior y se le escapó una risita, lo que hizo que enseguida lo mire extrañada.

-De que te reís?- cuestioné.

-Le caíste bien, Julieta- respondió ahora no aguantándose más soltando una carcajada.

-Me odia, no puede ser- hablé tapándome la cara con mi mano libre soltando una risa.

-Araña, salí de ahí atrás- le dijo Enzo a Juli que estaba atrás de la puerta chusmeando todo.

-Le dijo Julieta- dijo Julian uniéndose a Enzo estallando de la risa y le tiré con un almohadón que tenía a mano.

Unos pelotudos.

Cuando terminamos de desayunar estaba decidida a irme para casa pero Julián y Olivia se me tiraron encima impidiéndome a toda costa poder levantarme del sillón. Enzo tampoco se quedó atrás.

Entonces para pasar el rato decidimos ver alguna peli aprovechando que todos teníamos el día libre.
Mientras tanto, yo había ido a la cocina para hacerle la mamadera a Oli salvando de esa situación a Enzo que apenas sabía prender una ornalla y la nena ya se estaba impacientando.

-Que haría sin vos- dijo largando un suspiro agotador y yo reí porque hacer esto era la pavada más grande del mundo.

Pero de todas formas iba a tener mucho tiempo para aprender.

Finalmente cuando llegamos a la sala Julian ya nos estaba esperando ansioso con una gran variedad de películas de crepúsculo y yo chillé de emoción ante esto porque las amaba demasiado.

-No- fue lo único que dijo Enzo apenas se acosto en el sillón y los dos lo miramos fijamente.

-Si- le dijimos Juli y yo al unísono.

-No- volvió a decir de la forma más lenta posible para que entendamos.

-Si- dijo Oli acostada contra su pecho y enseguida la miramos los tres mientras le sonreía a su papá.

-Enana traidora, vos tenes que ponerte del lado de papá- le dijo Enzo mientras la miraba totalmente ofendido.

-Dale Enzito.. una sola?- le dije haciendo puchero.

-Bueno, una sola- respondió cambiando de opinión y sonreí victoriosa. Tan fácil de convencer.

-Ah sos un gil bárbaro vos, si yo te lo pido me mandas a la mierda- habló Julian buscando la película antes de que Enzo cambie de opinión.

-Es que si me lo piden mis chicas...

-Yo no soy tu chica- dije a la defensiva.

-Ah no? te recuerdo lo de anoc..?- pero no lo dejé terminar porque agarré otro almohadón y se lo estampé contra la cara.

Por lo menos hice reír a Oli.

La película había empezado y los cuatro estábamos tirados en el gran sillón marrón de la casa, muy cómodos. Oli estaba acurrucada entre Enzo y yo y Juli estaba a mi lado pero con su atención completa en el drama de la película.

La peli estaba muy entretenida, pero de igual forma fue inevitable querer mirar un poco de reojo a Oli y a Enzo y realmente era impresionante lo iguales que eran, sobre todo esos ojitos chiquitos del mismo color.

Eran hermosos, los dos.

-No te puedo explicar las veces que pensé en esto..- susurró Enzo contra mi oído sacándome de mis pensamientos, apenas audible.

Mi expresión cambió sin entender de lo que hablaba.

-Que cosa?- hablé en el mismo tono.

-En esto- habló inspeccionando la escena. Apenas me había dado cuenta de que Oli me sostenía de la mano mientras que con la otra agarraba su mamadera- La veces que imaginé con vos esto, con Oli..

Me lleno de ternura escuchar eso. Le di un beso en la parte superior de la cabeza como respuesta y no pude evitar que una sonrisa se me forme al instante, una que nadie vió pero que ahí estaba. Y enseguida un calorcito se me formó en la panza.

A Kilómetros- Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora