Capitulo 17

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Con Enzo nos dirigíamos hacia mi casa.

Habíamos quedado en ver una película y descansar un rato ahí ya que él estaba súper cansado por el entrenamiento de hoy y yo, bueno, siempre estaba cansada así que aprovechaba también.

-Ay dios, no doy mas- dijo tirandose en el sillón.

-Queres que dejemos la peli para otro día?- hablé pero al segundo se reincorporó.

-Igual no estoy tan cansado- habló y reí-Te jode si me baño acá?.

-Anda tranquilo, sentite como en tu casa- dije ordenando un poco la mesa.

-No queres unirte?- cuestiono divertido alzando sus cejas.

-Chau Enzo- respondí al instante.

El rió y seguido de eso, se acercó a darme un beso en el cachete y se fue directamente para el baño con su bolso.

Una vez todo ordenado, o más o menos, decidí ir a ponerme un shortcito blanco de pijama y una remetira para estar más cómoda y de paso me arregle un poco el pelo para estar más presentable.

-Sos linda de todas formas- comentó Enzo mirándome apoyado en el marco de la puerta.

Al girar me di cuenta de que todavía tenía el pelo mojado con unas gotitas que se le caían, además de estar solamente con una toalla envuelta en la cintura.
No podía evitar mirarlo, no era el mismo Enzo de hace unos meses atrás.

Mi mirada se clavó en su pecho observando sus tatuajes nuevos y él se dió cuenta de eso y lo peor, es que le encantaba.
Pero él tampoco sacaba su mirada sobre mi, haciendo que un escalofrío me recorra todo el cuerpo cuando noté que se mordía apenas el labio inferior.

-Se te perdió algo, morocha?- volvió a hablar trayéndome a la realidad y esta vez sí rodeé los ojos.

Quería golpearme a mi misma por ser tan poco disimulada. Pero era imposible.

-A vos se te perdió algo?- respondí de la misma forma agarrando finalmente el control de la tele- Dale cámbiate así vemos alguna peli.

-Y si me quedo así?.

-Ni se ocurra Fernández- dije y bufó yendo a buscar su bolso.

Al ratito apareció, para mi suerte, con una remera negra y un pantalón corto mientras que yo seguía buscando algo en la tele. Estaban pasando una de terror así que obviamente dejé esa.

-Ya estás sacando esa película, Jazmín- ordenó una vez que apago la luz, acostándose al lado mío.

-Todavia igual de miedoso, Enzito?- respondí divertida.

-No... bueno, un poquito. Capaz si me abrazas un toque, se me pase -habló haciendo puchero con esa carita que me mataba. Que ridiculo.

-A ver, veni dale- tiré de su remera acercándolo y una sonrisa de satisfacción se formó en su cara.

Se acomodó poniendo su cabeza en mi cuello y con uno de sus brazos me rodeó la cintura mientras que yo pasaba una de mis piernas por arriba de las suyas.

Mientras transcurría la película me tomé el atrevimiento de pasar mis dedos por su pelo apenas peinándolo y sentí, por su respiración, como se relajaba bajo mi tacto.

Era imposible prestarle atención a la película cuando tenía después de tanto tiempo a Enzo enfrente mío de esta forma.
Me reía internamente cuando daba pequeños saltitos ante alguna escena fuerte de la película. Era la persona más miedosa que conocía.

Yo por mi parte, no quería pensar en más nada, solo en estar tranquilos y disfrutar de este momento.

Cerré los ojos un poco cuando sentí que sus labios comenzaban a darme besos cortos en el cuello.
Disfrutaba de su recorrido mientras que sus manos se movían lentamente a mis caderas, sujetándolas fuertemente. Estuvo unos minutos haciendo lo mismo, chupando y dejando leves mordidas.

-Enzo- gemí apenas sin pensar todavía con los ojos cerrados y él enseguida alzó su mirada.
Acaricié su mejilla con mis dedos y cuando abrí los ojos me encontré con los suyos quienes reflejaban un leve brillo gracias a la luz de la televisión.

-Jaz...

-Mmh.

Suspiró contra mis labios- No puedo mas, morocha.

Sin más rompió la distancia chocando definitivamente sus labios contra los míos después de tanto tiempo de querer hacerlo.

El beso fue lento, y no pude evitar corresponderle al toque saboreando sus labios al instante. Sus manos tímidamente comenzaban a explorar mi cuerpo  mientras que nuestras bocas continuaban su ritmo encajando a la perfección a medida que el beso se intensificaba. Su lengua sin esperar más se introdujo con ganas jugando con la mía de una forma que me volvía totalmente loca.

En un intento rápido, me tomó poniéndome sobre él quedando a horcajadas mientras que estábamos con muy pocas ganas de cortar el beso.
Enzo con una mano masajeaba y apretaba mi muslo de arriba abajo lentamente, mientras que con la otra entrelazaba nuestros dedos manteniendo nuestras manos unidas.

Después de unos segundos más nos separamos y lo único que se escuchaba en la pieza eran nuestras respiraciones agitadas por la intensidad del beso.

-Quédate a dormir conmigo hoy..- solté contra su boca mientras acariciaba su mejilla.

-Obvio hermosa- respondió bajito dándome otro beso corto.

Nos acomodamos en una posición cómoda para los dos. Él pasó uno de sus brazos por detrás y yo apoyé mi cabeza en su pecho sintiendo su respiración. Lo abracé con fuerza mientras que sentía que sus dedos me peinaban y daban mimos de la forma más dulce posible.

-Te extrañaba mucho Jaz- dijo bajito minutos más tarde antes de dormirse por completo.

Sonreí contra su pecho dándole un beso y luego cerré los ojos siendo, en ese momento, la persona más feliz del mundo.

A Kilómetros- Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora