Capitulo 19

4.7K 232 12
                                    

Dos dias, tres dias, cuatro dias.

Mitad de semana casi y seguía sin tener noticias de Enzo y también sin que me responda el mensaje que le mande esa vez en la cafeteria.

Absolutamente nada.

Era una situación rara porque este último tiempo estuvimos siempre juntos, para todos lados, por eso en cierto punto me angustiaba que tome esa posición, porque estaba segura de que yo no habia hecho nada como para que este tan distante conmigo. Me daba un poco de inseguridad y a la vez un poco de enojo que sea asi.

Tal vez ya se habia cansado de verme este tiempo, pensé, o capaz se había dado cuenta de que realmente no estaba interesado en mi despues de todo y yo nunca lo entendi.
Mil cosas tenia en la cabeza y sin embargo, seguia con mi vida normalmente sin demostrar nada, aunque sabia que por dentro tenía un malestar bastante grande.

Miraba el celular y los únicos mensajes que me llegaban eran los de Sara quien diariamente me mandaba, esta vez invitándome a merendar con Lean, pero nada mas.

Aprovechando que hoy no tenia que ir a la cafeteria se me ocurrió ir para la casa del futbolista a pasar el rato con ellos, necesitaba hablar con alguien y quien mejor que ellos para pasar el rato y despejar un poco la cabeza.

Al llegar toqué la puerta dos veces y del otro lado mi mejor amiga me recibió con una sonrisa, como siempre.
No aguanté más y la abracé y juro que en ese abrazo liberé toda la tension que tenia acumulada, ella al instante lo correspondió con fuerza sin preguntar nada y agradecí eso.

-Te extrañaba..-dije bajito todavía contra su hombro.

-Yo más nena-me respondió separandose y haciéndose a un lado para que pase.

Al entrar me di cuenta de que Lean estaba tirado en el sillón mirando la tele e internamente me senti un poco mal por interrumpir su momento juntos.

-Hola hermanita- dijo con una sonrisa mientras se levantaba a saludarme. Siempre tan educado.

-Hola Lean-le correspondí el saludo con un abrazo.

-Eh, que le decis hermanita, es MI hermanita- comentó Sara mientras se cruzaba de brazos.

-Ahora te la robé- hablo Lean abrazandome por los hombros- no seas egoista Sara.

Y finalmente se me escapó una sonrisa despues de todos estos dias.

A la media hora ya me encontraba con los chicos degustando la tremenda merienda que Sara hizo para los tres, con mucha comida. Traté de disfrutar el momento intentando engancharme de vez en cuando en alguna conversacion que surgía, pero lamentablemente estaba totalmente ida, con cero animos.

Y lo peor es que no queria disimularlo mas, estaba cansada de muchas cosas a esta altura.

-Chicos..saben algo de Enzo?- pregunté finalmente, la curiosidad me carcomia y ya queria saber que estaba pasando.

-No, por?- dijo mi amiga mas perdida que yo- No me dijiste que ayer estaba con Jaz?-esta vez se dirigió a Lean y pude ver como este último se tensaba un poco.

Conmigo?.

Lean abrió la boca para responder pero al instante la cerró siendo interrumpido por el timbre. Ellos se miraron extrañados porque no creían esperar a nadie más, asi que sin importar mucho él fue quien suspiro y se levantó a atender.

-Perdón amigo que venga así, tengo una pequeña urg...-

Del otro lado de la puerta sorprendiendonos a casi todos, estaban Julián y Enzo. Mi mirada se dirigió a uno de ellos quien cargaba con una mano un bolsito rosa mientras que el otro tenía en sus brazos una nena chiquita, que no parecia tener mas de dos años.

Una nena.

En ese momento pude sentir como me comenzaban a transpirar las manos y una oleada de calor me recorrió el cuerpo. Enzo no se habia percatado de mi presencia hasta que finalmente me vió. Pude observar como su cara ahora tornaba a un color palido y su boca estaba entreabierta.

-Jaz- dijo.

Miré otra vez esa escena ahora observando a Julián quien negaba con la cabeza un poco alarmado ante la situación y volví mi mirada hacia Enzo quien estaba estático mirándome.
Por último observé a la nena, una hermosura con los ojitos chiquitos, quien tiraba sus bracitos hacia Lean y él lentamente la tomaba a upa, esto último me dio a entender que ya la conocía y la nena le tenía confianza.

Negaba internamente y me repetía una y otra vez que esa beba no era de Enzo que no podía ser, que por ahí era de alguno de los otros chicos y ellos nada más la estaban cuidando.
En un segundo me imaginé miles de posibilidades evitando pensar que esa nena hermosa era de él.

Cuando menos lo pensé mi cuerpo actuó saliendo a paso ligero por la puerta, sentí que a lo lejos Sara me llamaba, que Julián trataba de alcanzarme pero solo ellos y nadie más.

Se me nublaba la vista a medida que aceleraba el paso y la lluvia ahora comenzaba a hacerse presente mojándome por completo. Cuando menos lo pensé ya estaba por llegar a mi departamento.

Me permití explotar en lágrimas una vez que estaba tirada en el sillón. Llore y llore muchísimo.

Quería pensar que todos estos días el presentimiento malo que sentía por dentro mío era una boludez, algo sin importancia, pero el presentimiento no falló.

Pero ya había entendido todo. No quería ver más a Enzo, nunca más.

A Kilómetros- Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora