Dos años pasaron de lo ocurrido en del templo guanyln.
Jingyi vive ignorando los intentos de su padre en acercase al él, mientras que jin ling se disgusta al ver dicha interacción de padre e hijo ya que su primo tiene el placer de por lo menos tene...
El sol comenzaba a iluminar con sus primeros rayos, para cuando la familia de tres llegó a la ciudad caiyi. Ambos adultos estaban cansados, el de túnicas negras y rojas cargaba al único que dormía cómodo y tranquilo.
La gente comenzaba a salir de sus hogares para preparar los comercios o sus actividades del día a día. Ver a Hanguang-jun pasear desde muy temprano no era sorpresa, pero sí lo era si a su lado iba el temible patriarca de Yiling quien carga un niño. Wei wuxian se reía y bromaría con eso si no estuviera tan casado.
Ver las largas escaleras fue una tortura para el cautivador demoníaco, a los primeros escalones solo se quejaba, no fue hasta el quinto que lan wagji decidió cargarlo.
Para cuando llegaron a la entrada los discípulos que hacían de guardia, se mostraron sorprendidos de verlos, muchos más al de túnica negra y al niño, aun así formaron un perfecto arco con sus brazos.
—Hanguag-jun— lan zhan inclina levemente la cabeza, con su familia en brazos los lleva primero a jingshi.
Dejando a sus dos personas favoritas en la cama, los observa por un rato pensando qué tiene que cambiar la cama por una mas grande, como también con la mirada busca un lugar para comenzar a preparar el cuarto de su hijo, sabe que cuando crezca tendrá su propia habitación pero también sabe que lan yuan no será el único hijo que tendrá con wei ying.
Asegurándose que tengan un sueño profundo, lan zhan sale a buscar a qiren, para informarle de su llegada como también la decisión de wei ying en entrar el sello de tigre estigio a la secta.
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Wei ying no despertó hasta la tarde, lo primero que vieron sus ojos fue el techo, la risa de su hijo llama su atención levantándose en completo silencio se asoma a través del biombo para encontrarse con la imagen mas bellas.
Su esposo sentado en loto con su hijo en ellas teniendo su guqin en la pequeña mesa. Mientras lan zhan tocaba su hijo se maravillaba al oírlo sacando pequeñas risas, sus pequeño ojitos siguen los movimientos de los dedos del lan más grande.
—A-die ¿Yo también puedo tocar?— preguntó el infante cuando la música acabó.
—Mmm, te enseño— feliz por la respuesta yuan aplaude —¡A-niang!— chilla al notar la presencia.
—Wei ying.
—Lan zhan ¿Porque no me despertares?.
Wei ying se dilata al ver la cara de su esposo ser adornada por una pequeña sonrisa —Wei ying, necesitaba dormir.
—Tú también necesitas dormir lan zhan ¿Dormiste algo al menos?— sin querer mentirle niega con la cabeza —¡Lan zhan, tienes que descansar!— regaño.
