Jungsoo Park es un ser sobrenatural que vive entre los humanos, ocultando su verdadera identidad. Su vida cambia cuando se reencuentra con el hombre que fue su gran amor, pero que ahora tiene otra alma y otro pasado. Se trata de él, pero también de...
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«"Sobrevive, Jungsoo, tienes que sobrevivir."»
Una oración simple cuya promesa, en la que, si fuera honesto, era difícil de sobrellevar. En los días difíciles, eran los momentos que me replanteaba si podría cumplirla. Había noches heladas en las que revaluaba mi moral, me debatía si valdría la pena mantener aquellos juramentos que alguna vez les hice a mamá, a Yeonsuk, a Hal, a mí mismo.
¿Valía la pena en verdad? ¿Por qué siquiera me lo cuestionaba tanto al respecto?
Por más que consideraba que los sacrificios que hicieron las personas que me amaron en el pasado me habían llevado al lugar donde me encontraba, y que estos habían valido la pena. Debía en cierta manera estar agradecido por ello, aun cuando mi existencia, a pesar del cambio de opinión del creador, fuera considerada una amenaza para todo aquel que compartiera un mismo espacio con mi persona, por lo que otra vez llegaba a esa incertidumbre sobre cuestionarme sobre sí merecía el esfuerzo de hacerlo. Más me hallaba enfrentando un nuevo conflicto que estaba poniendo mi integridad y la de mi especie en riesgo. De nuevo.
Sobrevivir.
Vivir.
Mantenerme con vida.
—Muy bien, chicos, tenemos a la vista al sospechoso, a las cuatro en punto, ¿lo tienen en la mira? —Pude escuchar la voz de Sam a través del auricular en una de las orejas—. Nuestro objetivo usa un pantalón de mezclilla y una camisa de negra desgastada con una correa de cuero y cadenas—. ¿Me escuchan?
—Fuerte y claro, Evans —respondí asomando la cabeza por el tejado, porque sí. Tyler estaba en tierra firme y Natasha se hallaba en las mismas condiciones que yo, pero en el lado oeste mientras yo espiaba en las alturas justo a pocos metros de susodicho.
El joven, al que habíamos estado vigilando como presunta futura víctima, avanzó entre la gente mirando por encima del hombro con nerviosismo notorio. Se tropezaba de forma constante y se topaba de manera brusca con las personas que iban en sentido contrario, siendo blanco de insultos para aquellas quienes se lo encontraban en su camino, donde algunas tenían prisa, al parecer, sus acciones lo hacían lucir más desorientado y fuera de lugar.
Aquella noche lucía particularmente extraña, la luna no había dado su aparición, el cielo se encontraba nublado, para ser más específicos, aquel día había sido algo grisáceo, las gruesas nubes se encargaron de protagonizar gran parte del extenso mar claro sobre nuestra cabeza. No hacía frío, el clima era medianamente fresco como para estar a finales de verano y el olor a asfalto húmedo se impregnaba en los pulmones como si se tratase de alquitrán.
La tensión en los hombros se hizo notoria en el momento que hice crujirme el cuello en un intento en vano para mantenerme enfocado en lo que estaba haciendo, pero era difícil, no cuando estábamos cargando con la responsabilidad de una vida, que cualquier error podría costarle la vida.
