Capítulo 32

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Mientras observaba el cuerpo en el suelo en una posición extraña, las voces parecían sonar lejanas

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Mientras observaba el cuerpo en el suelo en una posición extraña, las voces parecían sonar lejanas. Estaba tan absorto en un trance que ni siquiera me molesté en reconocer las palabras que se pronunciaban a mi alrededor. 

Ni siquiera reconocía el significado de mis propios pensamientos. Simplemente, yacía ahí, inerte, observando una nueva víctima de lo que parecía un repudio infinito a lo que el mundo consideró una amenaza en el pasado.

Un nuevo Tepbrilim caído.

Yeonsuk levantó la mirada del cuerpo para dirigirla a mi dirección. Se mantenía en cuclillas a su costado, y sus labios se apretaron formando una fina línea. Había frustración en su rostro y sus hombros tensos demostraban solo una parte del verdadero enojo que sentía con respecto a lo que involucraba el exterminio de mi especie, porque era así. Yeonsuk, humano o no, seguía sintiendo aquella frustración latente al tener que ver casos como esos, y aunque intenté no involucrarlo en su vida pasada por temor a deteriorar su salud mental, el necio siempre encontró la manera de mantenerse al tanto de la situación.

Quería brindarme ayuda en aquel entonces, acto que se lo agradecía infinitamente a pesar de sus limitaciones mundanas, y aunque en ese momento no hubo un cambio significativo de lo que fue para entonces, estaba claro que sus deseos de recordarme que lo tenía incondicionalmente permanecían allí, en sus ojos, en su corazón, en su alma, en nuestro precioso vínculo que nos permitía reconocer el malestar del otro.

Era el tercer cuerpo que encontrábamos en la semana. A pesar de que habíamos aumentado la seguridad a niveles poco prudentes, ni siquiera nos importó que los humanos en Northesden notaran el cambio o si empezaran a sospechar algo. Había una especie vulnerada de por medio y lo que menos estábamos pensando en aquellos días era si todo saliera a la consciencia humana. Los ataques habían ido en aumento las últimas semanas, de todas maneras. No siempre iban dirigidos a los híbridos. A veces solo atacaban a cualquier especie, pero dejaban en claro un evidente mensaje: la declaración de una guerra.

Querían a Yeonsuk a cómo diera lugar por traidor y no pensaban detenerse hasta que se los diéramos como oferta de paz.

Algo que no iba a suceder. Incluso en las reuniones de las guardias semanales se plantó el rotundo "No" ante aquella propuesta bárbara. Yeonsuk se había estado ganando su lugar como miembro no oficial. Su participación, a pesar de que no fue bienvenida en un comienzo, fue notada. Su voluntad para demostrar que realmente valoraba cada vida, su entrega por salvar a los míos pese a sus antecedentes, aunque en un principio fue cuestionada y juzgada en su propia cara, él decidió justificar con hechos que su modo de pensar había cambiado.

El dominante se reincorporó cuando el cuerpo del híbrido fue nuevamente cubierto por la manta blanca. Se acercó hasta donde yo me encontraba y solo entonces noté las ojeras violetas bajo sus ojos. Más allá de que el castaño era incapaz de dormirse, se daba de voluntario acompañar a los chicos a sus guardias nocturnas; estaba seguro de que había suplantado a varios en distintas partes de la ciudad sin siquiera descansar, por lo que el cansancio era notorio en mi hombre, algo que solo aumentó mi molestia.

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