Capítulo 13

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Mordisqueé mi pulgar entretanto maniobraba el volante con la mano contraria

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Mordisqueé mi pulgar entretanto maniobraba el volante con la mano contraria. En mi mente se estaban formulando una serie de respuestas a las posibles interrogantes que iba a recibir por parte de Tyler. En especial, estas ideas iban dirigidas hacia una lista de demandas que debería pedirle tanto a él como a todo aquel que conoció a Yeonsuk en el pasado, y aún se encontraban presentes en mi vida, especialmente, en la ciudad, que mantuvieran aquella información para ellos. 

Mientras hacía esto observaba ocasionalmente de soslayo a mi acompañante, quien seguía ensimismado en su mundo mirando a través de la ventanilla el panorama que nos rodeaba. 

Solo tardé unos minutos en adentrarme en el vecindario de Tyler, donde casas americanas de dos pisos se imponían a cada lado de la avenida. Los jardines delanteros estaban adornados por flores que los mismos residentes plantaban decorando su postal, esa al igual que los demás vecindarios de Northesden eran tranquilos en su mayor parte del tiempo. Después de todo, era una ciudad pequeña, muy normal, a pesar de ser considerada un lugar olvidado por su poca población. 

Me estacioné frente a la residencia de pintura amarilla desgastada que caracterizaba la casa de mi amigo perezoso, quien se negaba a echarle una mano por cuenta propia, considerando esa acción como una perdida de tiempo, por lo que la propiedad era la que menos destacaba de las demás por el poco esmero de sus dueños. Justo cuando ponía el freno de mano y apagaba el motor, volví mi vista a Razel. 

—Aguarda aquí, solo tomará unos minutos. —Este masculló algo que no logré entender, por lo que no le di mucha importancia. 

Bajé de la camioneta en el momento justo que un Matt despeinado salió al porche usando un pantalón de dormir, una camisilla desgastada y un par de sandalias en las mismas condiciones. Mientras me miraba con cierta extrañeza a la vez que se sacaba las lagañas de los ojos, me acerqué a él en grandes zancadas sin saber por dónde debía empezar a explicar mi aparición repentina en el pueblo. 

—¿Ocurrió algo en la ciudad? ¿Te sacaron de la misión? No es que no me alegre de verte después de tanto tiempo, amigo, pero si me parece extraño que estés aquí tan de repente, ¿cuándo llegaste? —bombardeó mirándome de pies a cabeza sin poder creer que estuviera frente a él. 

—Llegué hace nada, y no, aún estoy en la misión, solo me tomé unos días para regresar. 

—¿Hal sabe que estás aquí? —Negué con la cabeza mientras me rascaba la nuca. 

Eso lo dejó con más incertidumbre, miró mi cara sin saber comprender muy bien. 

—No estoy entendiendo mucho, pero me alegra que estés de vuelta. —Jaló de mi camisa para estrecharme en un abrazo apretado—. Northesden no es lo mismo sin ti. 

—¿Por lo menos te echaste desodorante antes de salir a recibirme? —Me dio una palmada fuerte en la espalda. 

—Idiota. —Reí entre dientes a la vez que este se apartaba—. ¿Qué haces aquí entonces? 

EN DISTINTA PÁGINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora