Capítulo 30

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—Necesito ver más —supliqué

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—Necesito ver más —supliqué. Las lágrimas seguían descendiendo por mis mejillas sin control y me costaba llenar mis pulmones de aire debido a las arcadas que había traído el mareo.

—Jungsoo... —riñó Hal, preocupado—. Es suficiente.

Mis ojos volvieron al arcángel apretando la mandíbula.

—¿Tienes idea de lo que estás diciendo? Le pides a alguien que jamás supo de su padre que no sepa más de él cuando tiene la oportunidad, ¿por qué demonios eres tan egoísta? —ladré, molesto.

—Tranquilo, Jungsoo, entiendo tu punto. Pero Hal tiene razón; es suficiente por hoy —defendió Seongwon al rubio; aun así, mi enojo permaneció latente—. Lastimosamente, mis interacciones con Minho Park son limitadas, tantas que puedo contarlas con los dedos de una sola mano. No obstante, no pretendo ocultarte esa información, pero todo a su tiempo. Hacer esa clase de regresiones consume mucha energía y no queremos que termines herido.

Suspiré con pesadez. Después de todo, tenía razón.

—Lo siento —Hal murmuró, apenado.

—Si intentas hacer soltar ese tipo de cosas, justifica tus palabras porque siempre terminas quedando como un idiota —le regañé.

—Trabajaré en eso —Hal dijo.

—Me has estado diciendo eso desde que conocí a Yeonsuk.

—Es un hábito que me sigue costando en cambiar —confesó.

—Pues deberás intentarlo con más fuerza.

—Bien. Ya que hicieron las pases, volvamos con los demás. Mi cerveza va a calentarse. —El Virtud fue el primero en abandonar la oficina; solo entonces encaré al arcángel un par de segundos después.

—También lo viste, ¿no es así? —Este asintió, mostrando la misma conmoción en su rostro—. Él era...

—Sí. Eres la viva imagen de él; debió ser difícil para tu madre ver a la persona que amó a través de ti a medida que fuiste creciendo junto a ella. —Asentí de acuerdo.

La imagen de mi padre vino a mi mente de nuevo: su porte, su físico, su voz. Aquella aura angelical que irradiaba transmitiendo seguridad a los que le rodeaban era algo que en definitiva había marcado un antes y un después esa noche. 

Ese sujeto era tan real, tan tangente, que el reemplazar aquel fantasma sin rostro que imaginé durante toda mi vida hizo que todas aquellas inseguridades relacionadas con ello fueran desmoronándose, creando así una sensación de alivio que ni siquiera pude describir; era como si una parte de mí en verdad hubiera anhelado haber conservado algo de lo que alguna vez fue él, aun cuando mi mente quiso hacerme creer que él era el villano de la historia. Pensamiento que terminó yéndose al carajo en ese instante, porque me era imposible imaginar que aquel ser con tanta ilusión de ponerle "Jungsoo" a su futuro hijo lo abandonara después.

EN DISTINTA PÁGINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora