Capítulo 29

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La presencia de Yeonsuk no solo avivó los recuerdos melancólicos de todo aquel que lo conoció en vida en su tiempo

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La presencia de Yeonsuk no solo avivó los recuerdos melancólicos de todo aquel que lo conoció en vida en su tiempo. Si no que trajo consigo una vibra diferente a Baslam, aquella que alguna vez consideramos perdida desde su partida. 

Había algo en él, una energía resplandeciente que tuvo como humano y se intensificó en su regreso, o quizás mi cerebro estaba nuevamente en esa etapa en la que todo lo veía de rosa, cada pequeño detalle, aunque fuera insignificante, fue admirado desde la corta distancia en la que me encontraba de su persona.

Mi rodilla rozó la pierna de Yeonsuk por sexta vez en menos de dos minutos, por lo que no me sorprendió que su atención se volviese a mi persona. Acomodando el codo contra el mostrador, dejé caer el peso de mi cabeza, apoyando el mentón con la palma de mi mano, correspondiendo el contacto visual.

—¿Qué pasa? —preguntó casi un minuto después de solo observar mi rostro.

—Nada. Solo te observo. —Levantó su mano y las yemas de sus dedos acariciaron mi mejilla derecha por unos segundos; mis ojos se cerraron ante su toque.

—Aún no logro creer que te tengo de vuelta. Siento que, en cualquier momento, vas a desaparecer y esa idea me aterra como no te imaginas —confesé.

Sus dedos dejan mi rostro y se entrelazan con mi otra mano. Por un instante, lució igual de conmocionado que yo.

—Si te digo que mi temor por desaparecer y que nada de esto haya ocurrido, ¿me creerías? —Asentí sin dudarlo—. Quizás nos cueste un poco superar aquel miedo. Meses, días, tal vez años. Pero no me importa, el tenerte conmigo, sentir la calidez de tu piel en la mía, escuchar tan vivamente cómo tu pulso se altera ante mi presencia y el sentirme tan conectado a ti, hace que todo ese purgatorio doloroso valiera malditamente la pena.

—Yeonsuk... —Levantó las cejas, expectante—. Quiero llevarte a casa.

El color rojizo en sus mejillas provocado por el alcohol se intensificó en cuestión de segundos. Se lamió los labios antes de llevarse la botella de cerveza a estos, sin dejarme de mirar con aquellas pupilas dilatadas.

—Ahora quiero que me lleves a casa, Jungsoo Park. —La manera en que su voz se tornó ronca causó un intenso calor en mi piel expuesta.

Su mirada fue por encima de mi hombro, por lo que la seguí. El par de seres celestiales descendía por las escaleras, con Hal a dos pasos detrás de ellos. Los tres mantenían una conversación activa en la que Dawson mostraba notorio interés en lo que sea que uno de ellos estaba mencionado, solo cuando estuvieron junto a nosotros pudimos captar la atención de los mismos.

—¿Qué tal estuvo? —Yeonsuk preguntó antes de que ni siquiera ellos tuvieran la oportunidad de hablar.

Sus padres se miraron entre ellos antes de sonreír casi al mismo tiempo.

—Estupendamente. Gracias a Hal pudimos actualizar ciertos conocimientos debido a su larga estadía en el plano humano. —Me fue imposible no levantar las cejas, sorprendido.

EN DISTINTA PÁGINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora