Capítulo 34

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Hal y yo somos los primeros en mostrar actividad fuera de las habitaciones

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Hal y yo somos los primeros en mostrar actividad fuera de las habitaciones. Me encargué de preparar algo de café mientras el arcángel se dispuso a calentar los motores de los vehículos. Yeonsuk salió vestido con un pantalón formal negro con una camisa lisa del mismo color, acompañado de unas zapatillas de cuero de punta angosta. Había aplicado gel en su cabello, volviendo aquel aspecto en el que lo conocí. Una sonrisa se dibujó en su rostro al ver mi cara.

—Me veo bien, lo sé. —Tragué saliva.

—¿Por qué todo de negro? —quise saber.

—Por si me ejecutan, podré ir presentable al evento. —Lo miré con seriedad, haciéndolo reír—. Solo bromeo, precioso. No lo tomes literal.

—Estás más tranquilo de lo que imaginé.

—Estoy cagado —corrigió con su sonrisa, borrándose ante ese hecho, detalle que odié—. Incluso consideré comprar pañales de adultos por si se presenta una emergencia.

Se acercó y besó mi boca en numerosas ocasiones en besos cortos.

—Preparé algo de café —informé.

—Eres un ángel. —Besó por última vez mi mejilla antes de entrar a la cocina. Le seguí de cerca soltando un pesado suspiro—. Natasha y Tyler ya casi están listos.

—Hal se encuentra encendiendo los vehículos. —Este asintió antes de darle un trago al café—. ¿Qué tal está?

—Delicioso. —Sonreí débilmente ante el ruidito de gusto—. Mi último café.

—Yeonsuk, basta. No es gracioso —gruñí con cierta molestia.

—Bien. Me detengo. —Terminó su café en silencio y lavó la taza una vez terminó.

Fue por su bolso de mano y emprendimos caminos al garaje del edificio; Tyler ocupó la parte trasera de la camioneta; Yeonsuk el asiento del copiloto y yo tomé el mando. Evans subió un minuto más tarde al auto de Hal junto a Robert.

Para cuando emprendimos camino por la carretera, el cielo aún estaba oscuro, dando paso al inicio de lo que sería una mañana nublada. Subí la temperatura del aire en el instante que noté al dominante retorcer sus manos sobre su regazo. 

Agarré su muñeca y entrelacé nuestras manos intentando que el calor de la mía pudiera calentar la suya, que se encontraba helada.

—¿Esta es la ocasión en la que debo cantar una canción romántica para ambos? —Tyler preguntó desde la parte de atrás.

—¿Qué canción tienes en tu repertorio? —quiso saber Yeonsuk.

—Depende del nivel de empalagoso que la quieras, desde Titanic hasta canciones de Disney. Elige. —Sonreí.

—Me apetece una de Disney —mencioné. Yeonsuk soltó una risa y asintió—. Una... del "El Rey León".

—Rey León, uno o dos.

EN DISTINTA PÁGINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora