Capítulo 36

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Durante los días siguientes, Yeonsuk continuó desempeñando sus actividades como miembro de la guardia junto a mi padre

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Durante los días siguientes, Yeonsuk continuó desempeñando sus actividades como miembro de la guardia junto a mi padre. Con el paso de las semanas, los nuevos casos surgieron con menor frecuencia, y mi padre no solo actuó como "vigilante temporal" sino que se involucró en ellos. Se plantearon nuevas teorías que llevaron a Hal a considerar inicialmente la posibilidad de que la presencia de Minho fuera la razón por la cual los cazadores habían mantenido su distancia. Esta idea resultaba bastante plausible.

¿Quién se atrevería a cometer asesinatos cuando un superior estaba en el territorio?

Aunque los cazadores tal vez no eran los más astutos, Yeonsuk planteó que, al menos, no llegaban a ese nivel. Algo que no solo me hizo reír a mí, sino también a mi padre, quien estaba cerca cuando lo dijo.

Una tarde de viernes tuvimos una peculiar visita en Baslam. Kevin Anderson nos recibió con una amplia sonrisa cuando entramos, pero Yeonsuk se mostró incómodo en el momento en que la atención se centró en él. Nuestro círculo de amigos era el único allí, ya que el bar aún no había abierto. De fondo, sonaba música aleatoria y noté que Hal y Noah estaban sirviendo las cervezas.

—Qué extraña, pero grata forma de encontrarnos, maestro...

—Lo lamento —interrumpió Yeonsuk con el rostro enrojecido. El sello en mi antebrazo me permitió vislumbrar una avalancha de emociones contradictorias por parte del dominante—. Sé que un «lo siento» no podrá borrar las cicatrices que he dejado en ti. Lamento que tu seguridad haya peligrado y hayas podido morir en mis manos. En serio, no tengo forma de compensarte ese error.

Kevin le miró por un momento antes de levantarse la camisa, de forma abrupta, asustando al dominante.

—No tengo cicatrices, sanamos más rápido de lo que crees —justificó el híbrido. Mi padre soltó una risita y Yeonsuk lo miró mal.

Recibí una cerveza poco después por parte de Matt, donde le di un trago a esta, mirando aquel par, expectante.

—Intento disculparme y no das mérito, Anderson —Yeonsuk se quejó.

—Acepto tus disculpas, Seong. Entiendo que no estabas en tus cabales y te habían entrenado para verme una amenaza...

—Sí. Lo siento...

—... Y cuando fuiste un idiota y me dejaste al borde de la muerte; las heridas dolieron al punto que respirar era una tortura. —Reprimí una sonrisa ante el nivel de dramatismo en el que interpretaba sus palabras.

Yeonsuk se rascó la cabeza, reteniendo lo que de seguro serían unos buenos insultos a su estilo. Dirigió sus ojos hacia todos los presentes, como si buscara desesperadamente un ápice de paciencia a su alrededor. Sin embargo, al percatarse de las risitas reprimidas de los presentes, su paciencia se vio aún más mermada.

—Lo siento, Keviiin, entiendooo. No quedaron heridas físicas, pero...

¡Heristeee mi orgullooo! ¡Eras mi maestro favorito! ¡Por ti me esforcé para entrar a esa universidad en concreto para tomar tus clases! ¿¡Tienes idea de cómo me siento, de que mi ídolo me apuñale por la espalda!? —dramatizó el chico imitando las puñaladas en los sitios en que este las tuvo.

EN DISTINTA PÁGINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora