Capítulo 35

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Realmente traté de evitarlo, pero al ver al arcángel tan pálido como un papel, me hizo temer lo peor: que hubiera recibido la máxima condena posible, y que quizás no había logrado convencer a los superiores de darle una nueva oportunidad

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Realmente traté de evitarlo, pero al ver al arcángel tan pálido como un papel, me hizo temer lo peor: que hubiera recibido la máxima condena posible, y que quizás no había logrado convencer a los superiores de darle una nueva oportunidad. Todo parecía perdido.

La sola idea de perder a Yeonsuk me llenó de una angustia insoportable, similar a la que sentí cuando estuvo expuesto al peligro debido a su terquedad. Sin embargo, esta vez era distinto; estaba convencido de que no sería capaz de defenderme, ni siquiera me veía capaz de enfrentarme solo a los superiores. Aunque confiaba en el respaldo de mis amigos, no era ingenuo como para creer que saldría victorioso de esta situación.

—¿Q-qué ocurrió? —me atreví a preguntar finalmente—. ¿Ellos...?

Negó con la cabeza.

—Aún no han dictado un veredicto. Sin embargo, salieron de la sala para hacer la deliberación con el consejo general y los mensajeros directos del creador. Asentí lentamente e intenté tragar el nudo en mi garganta, pero fue imposible. Estamos tomando esto como un descanso.

—¿Puedo entrar? —casi rogué.

Este asintió, haciéndose a un lado, permitiéndome el paso. La sala era amplia; a simple vista lucía como que era un sitio donde se reunían con aquel propósito. Había un ligero aroma a incienso en el ambiente. Los chicos estaban en las bancas delanteras, por lo que me apresuré a ellos buscando un rostro en concreto. Al otro lado de un separador de madera que dividía a los testigos del jurado y a los implicados, se encontraba mi novio de espaldas. Sus tutores estaban junto a él hablándole en murmullos hasta que notaron mi presencia.

—Yeonsuk... —El dominante tembló ligeramente antes de mirarme por encima del hombro.

Había rastros de sangre seca bajo su nariz. Mi pecho se comprimió ante la vista; lucía cansado. Mi vista fue a los demás. Todos lucían cansados, por lo que asumí que todos habían sido examinados de la misma forma.

—¿Han comido algo? —pregunté frunciendo el ceño.

Todos negaron con la cabeza. Volví mi vista a Yeonsuk, quien parecía esquivar mi mirada, algo que solo activó mis alarmas.

—¿Qué ocurre? Hal me dijo que la sentencia aún no ha sido dictada, ¿por qué lucen así? El padre de Yeonsuk soltó un pesado suspiro.

—La situación es realmente complicada, Jungsoo; no podemos pasar por alto la gravedad de los daños, a pesar de los buenos actos que ha realizado en los últimos meses. —Mi estómago se revolvió.

—Van a darse por vencidos... —asumí.

Este negó con la cabeza, frunciendo el ceño.

—Por supuesto que no. Ha sido un día largo, pero hemos progresado; ellos... —meditó sus palabras—. Están abiertos a la conversación, han analizado en profundidad a Yeonsuk.

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