Four

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—Por favor Greta, no puedes hacerme esto sólo por culpa de nuestra madre. Por favor hermana, es mi maldito cumpleaños.. –La albina dijo con voz quebrada mientras el elevador continuaba subiendo piso tras piso, sus ojos estaban humedecidos y al oír otra negativa por parte de la menor se llenó de frustración– ¡Entonces no te quiero volver a ver el resto de mi jodida vida, es el colmo que siempre actúes como su marioneta!

Entonces las puertas metálicas se abrieron, solo pudo dar algunos sos en el corredor antes de lanzar con fuerza el pastel de helado que había estado sosteniendo y se dejara caer en llanto de rabia. Su hermano mayor ni siquiera había respondido sus llamadas y ahora la menor decía excusas para no visitarla debido a la discusión que ella tuvo con su madre días atrás, eran la única familia que le quedaba tras la muerte de su abuelo.. jamás se había llevado bien con sus padres y ahora no tenía a ninguna otra persona.

Se apoyó en la pared para esconder su rostro entre sus piernas que abrazaba con fuerza, estaba enojada con todos ellos por darle la espalda únicamente porque decidió seguir sus propios deseos desde que era una niña, su abuelo siempre le había dicho que podía hacer lo que más le gustara pues para eso él pasó tantos años amasando la fortuna familiar.. para que sus hijos y nietos disfrutaran de la vida sin preocupación o carencias tras las guerras que devastaron Europa hace décadas, pero todo empeoro cuando al leer el testamento ella se hizo poseedora de la mitad la gran fortuna teniendo apenas diecisiete años, sus padres y tío intentaron persuadirla para que la cediera pues aún era una niña, pero ella decidió irse de casa para seguir con los consejos que le había dado el ahora difunto.. al que ella tanto quiso y todos lo demás vieron como un simple fajo de billetes.

—¿Tanto por un pastel caído, niña? –Habló el carmesí desde su puerta, mirando con extrañeza a la joven en el suelo y a la caja rota que dejaba esparcir en el suelo lo que se veía como helado de colores derretido por lo que debía sujetar al can de su collar para que no se acercase a comerlo—.

—Desearía que realmente hubiese sido por un pastel.. –La de ojos cafés murmuró levantando la mirada, ya le daba igual verse patética o responderle algo irónica a un criminal de guerra que ni siquiera era humano– Por cierto, mi nombre es Agatha Richter..

—No soy adivino –Este respondió con simpleza, en realidad no le interesaba pero no cualquiera dejaba caer un pastel al suelo sin una razón importante, era como una blasfemia para él desperdiciar la comida luego de las hambrunas pos guerra que pasó el territorio en toda su historia incluso antes de la suya–.

—..Mis hermanos me están evitando porque volví a pelear con nuestra madre, aunque eso por desgracia tuvo que verlo.. –La humana suspiró acomodándose hasta quedar sentada como indio aún apoyándose en la pared, cualquier persona normal no pensaría en desahogarse contándole sus problemas a alguien que según decían, podría romperle cada hueso del cuerpo con una sola mano pero era este extraño o uno de sus gatos– ..Hoy es mi cumpleaños número veintitrés y lo voy a pasar sola con mis gatos como una marginal.

—Entonces finge que es alquier otro día y deja de lamentarte por lo que no es, aún debes limpiar eso o se llenará de hormigas –Finalizó el azabache en tono relajado, girándose para volver a su departamento junto al Weimaraner que continuaba insistiendo en querer el helado del suelo—.

La más baja alzó sus cejas, tampoco esperaba que alguien con su historial se echase a llorar con ella o le horneara galletas, pero reconocía que tenía algo de razón.. nada ganaba con lamentarse si eso no lograba que su situación cambiara en absoluto. Así que se levantó en medio de un bufido y caminó lentamente a su casa para buscar una bolsa de basura junto a cosas de limpieza para que el helado derretido no dejara una mancha fea en el suelo.

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Media hora después volvió a salir, había decidido darse antes u ducha para relajarse y dejar ir su estrés junto al agua, funcionó pues se sentía más tranquila tarareando mientras cargaba sus botellas con líquido colorido de olor agradable para limpiar el dulce. Aunque se sintió sorprendida al encontrarse una pequeña maceta poco más grande que su mano extendida justo al lado de la caja rota, así que se inclinó para tomar el cactus.. no tenía nada más que una pequeña cinta blanca de tela con un lazo.

Pero sonrió, apreciando la belleza de este que poseía algunas flores pequeñas de color rosa apenas comenzando a brotar, se distrajo algunos minutos mirando sus múltiples espinas delicadas y luego lo dejó a un lado con cuidado para proceder a limpiar su desastre hasta que no hubo rastro alguno en el suelo. A lo que se levantó tomando la pequeña maceta para llevarla a su apartamento junto a la bolsa que debía dejar en la cocina, una vez allí tomó un plato de postre y cortó una rebanada generosa del pastel de Selva Negra que había comprado previamente, luego salió con cuidado de vuelta al pasillo en donde se detuvo frente a la puerta del carmesí y le dio un pequeño toque alejándose con rapidez tras dejar el pastel a una distancia prudente para que pudiese verlo al abrir.

Podría considerarse loca, pero él era la única persona en el nivel además de ella, también el único en todo el edificio que podría dejarle algo ese día o cualquier otro tal vez, pues ella nunca se llevó precisamente bien con algún otro vecino humano.

RUBRUM (T.R × Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora