Eight

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—¿Para eso querías que me fuera, Deutschland, para meter a estos bastardos a la casa de mi padre? –Ladró furioso el de esvástica mirando en dirección a la sala, al entrar había sido recibido por las miradas extrañamente más nerviosas del personal por lo que supo que algo le escondían–.

—Vater por favor no seas grosero, estamos en medio de una jun.. –El tricolor intentó calmarlo mientas se levantaba del sofá en donde estaba firmando documentos hasta hace pocos segundos atrás, comenzaba a sudar por el peligro que era tenerlo ahí en ese momento–.

—Hey Nazi, have more respect for those who are still useful –América le mostró dedo de en medio, interrumpiendo las palabras del alemán que inmediatamente giró a mirarlo con reprobación, pero poco le importó pues con una sola palabra suya lo regresaban a Siberia–.

(Oye Nazi, ten más respeto a los que siguen siendo útiles.)

El alemán tuvo que sostener fuertemente al ex fascista, pues de llegar a golpear al de estrellas vendrían a llevárselo de vuelta a la prisión subterránea en donde lo tuvieron durante décadas.

—Америка, мы теряем время, заткнись уже. –Bufó el eslavo con aburrimiento apoyándose en el respaldo del sofá, no le importaba mucho el asunto pero no quería problemas en ese momento así que estaba al margen–.

(América, estamos perdiendo tiempo, cállate ya.)

El germano mayor no pudo aguantar la cólera que le producían las faltas de respeto y la sola presencia del anglosajón luego de lo que pasó, así que sin pensarlo mucho se abalanzó sobre él para golpearlo bajo la mirada llena de pánico de su hijo y la ahora sorprendida del ruso pues no esperó esa acción. Por lo que tuvo que interceder para apoyar al tricolor y así alejar al de esvástica del de gafas oscuras que se encontraba bastante despeinado y con una mejilla comenzando a hincarse... definitivamente habrían problemas.

—You fucking son of a bitch, how dare you! –Ladró USA levantándose del suelo dispuesto a devolver el golpe pero el de ushanka se encargó de retenerlo también en lo que el rubio empujaba al carmesí hacia la salida con Alphonse ladrando de manera agresiva contra los otros dos–.

(¡Tú, maldito hijo de perra, cómo te atreves!)

—¡Vater sal de aquí!, ¡¿Cómo se te ocurre golpear a Amerika?! –El alemán menor extendió sus brazos para que el más alto no volviese a pasar por la puerta principal de la casa, si se le ocurría llamar a ONU no habría excusa que valga para evitar una sanción–.

—¡Lo único que haces desde el 47' es besarle el trasero a esos imbéciles, yo no te enseñé esa mierda! –Reich increpó mostrando sus colmillos de manera amenazante como instinto, estaba más que furioso de que nuevamente lo sacaran de SU casa para defender a ese bastardo capitalista–.

—¡¿Y cómo querías que sacara a flote a la gente luego de los errores que cometiste?!, i¿Crees que es fácil estar nadando entre papeles diariamente desde que era un niño?!, ¡Yo no tuve una infancia por tu culpa! –Sin poder evitarlo acabó explotando y soltando todo lo que se había retenido esas décadas, pero es que realmente le frustraba que el azabache no pensara ni por un segundo en las repercusiones que habrían, su libertad condicional no era un maldito juego– Argh.. ¡Maldita sea!

No dijo nada más y se dio la vuelta para volver al interior de la mansión dando un portazo tras él, ahora debía encontrar algo que le interesara al anglosajón para que desistiera de reportar el hecho a las organizaciones.

Mientras tanto Dritte se quedó de pie en el medio del jardín al final del camino de rocas negras que conectaba la reja exterior con la entrada, tardó un poco en salir de su shock pero al hacerlo se mantuvo en silencio emprendiendo su camino de regreso al edificio donde ahora vivía, el weimaraner a su lado intentó llamar su atención con pequeños sonidos pero fue ignorado todo el camino hasta llegar a donde debían.

Una vez frente a su puerta rebuscó las llaves en sus bolsillos una, dos y más de tres veces, comenzando a liberar frustración hasta que le dio una patada a la pared del departamento que estaba junto al suyo.. claramente su fuerza era demasiada así que hizo una gran rajadura en el muro que provocó un ruido enorme en medio de la paz del edificio. A lo que la albina asustada salió hasta el pasillo notando que se trataba del mayor golpeando la pared y contrario a esconderse como haría cualquier persona normal decidió correr hacia él pues su presentimiento de que algo malo sucedió podía llegar a superar a su razón.

—¡¿Señor Reich, está bien?! –Gritó acercándose, estaba despeinada y apenas pudo colocarse la zapatilla derecha por lo que terminó pisando los cordones con su otro pie descalzo, acabando de cara contra el suelo dándose un golpe bastante fuerte, levantándose un poco con ayuda de sus codos sintiendo como algo tibio bajaba por su nariz–.

Ante el grito y la visualización de una macha blanca cayendo el furioso ex fascista se detuvo apoyando sus puños lastimados en la pared blanca bastante agrietada, notando que Agatha estaba en el suelo a algunos metros de él con una mirada desorientada y sangre abandonando su nariz hasta caer sobre su polera celeste claro con algunas gotas al suelo, eso le trajo un viejo recuerdo...
Alemania había caído de un árbol que intentó trepar a los cuatro años, pero acabó de la misma manera largándose a llorar hasta que se calmó tanto por el susto como por el dolor.

Entonces cuando algunas lágrimas comenzaron a abandonar los orbes cafés de la joven mirando sus palmas ensangrentadas no pudo evitar su instinto de acercarse tomando el pañuelo de su bolsillo para colocarlo en su rostro el cual delicadamente inclinó hacia abajo para que la sangre que necesitara caer lo hiciera sin causar problemas pues que acabara tragándosela era riesgoso para los humanos según sabía.

—..¿Está...bien? –La más baja preguntó en un hilo de voz levantando un poco su mirada sin moverse de la posición en la que estaba, pero no se refería a su rostro, sino a cómo él se encontraba.. eso caló en de ropa oscura pues aún en ese estado, ¿Se preocupó primero por él?–.

RUBRUM (T.R × Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora