Twenty Five.

764 101 10
                                    

—Me siento como una secretaria en un buffet.. –La albina suspiró con pesar apoyándose en el hombro del mayor mientras removía el cereal colorido en su plato, su mente estaba dando muchas vueltas al tema de las mentiras y se sentía algo decaída–.

—Las secretarias que he visto en lo que llevo de vida tienen faldas más cortas que mi paciencia, tú te ves como lo que eres, una maestra universitaria desayunando cereal rodeada de niños. –Con tranquilidad el de esmeraldas continuó bebiendo el café que se habían comprado en el camino, ella realmente se veía bonita con todo lo que vistiera.. pero no podía decirlo en voz alta–.

—Algo es algo.. por suerte es viernes y según el horario no tenemos que venir los fines de semana, así que supongo usaré ese tiempo para limpiar y ordenar mi casa. –Suspiró apoyándose sobre su mano izquierda para seguir comiendo hasta que tocara la campanada y pudieran volver al auto a dormir un poco sin tiritar de frío por el clima cada vez más helado gracias al invierno cercano–.

—Pensaré en alguna excusa para echar a los tontos de mi departamento, ya hicieron suficiente desorden en una noche. –Dritte bostezó mirando la hora en su reloj, por lo menos ya solo faltaban cinco minutos para que la legión de mocosos se largara a estudiar y pudiesen meter los platos sucios a la cocina para que otros tontos se encargaran–.

—¿Cómo fue que terminamos todos en tu cama?, no recuerdo mucho pero me hace bastante gracia Imperio durmiendo. –La de vestimenta formal habló en tono bajo para que nadie más escuchara ya que no era algo muy normal de oír si no sabías el contexto de la situación que se mencionaba–.

—No tengo ni la menor maldita idea... Lo siento por eso, esos idiotas no saben lo que es el espacio personal. –No pudo evitar tensarse y sentirse avergonzado por ello, sus antiguos compañeros estaban acostumbrados a hacer cosas así estando ebrios pero ya no era como siempre pues no estaban solo ellos tres en total confianza masculina–.

—Está bien, fue como una pijamada de improviso.. dormí muy bien exceptuando la alarma o que íbamos ya tarde. –Ella rió despacio, después recordando haber dormido gran parte de la noche entre los brazos del de esvástica cuya sensación térmica era acogedora y de alguna forma la inducía más rápido al sueño por sentirse tan cómoda– Y... es bastante cálido dormir contigo..

El más alto la observó por unos segundos parpadeando algo sorprendido, su núcleo pareció ir más rápido y no pudo seguir viéndola directamente a los ojos por lo que comenzó a beber su café otra vez intentando que la sensación extraña se disipara para no terminar expresándola en su rostro.

•   •   •

—UN I'm sick of doing your secretary's job, have your damn papers. –El estadounidense entró de mala gana a la oficina de Berlín en donde el de piel celeste ya estaban acomodando sus cosas para regresar a Berna pues la primera semana del servicio comunitario había casi finalizado–.

(ONU ya estoy harto de hacer el trabajo de tu secretaria, ten tus malditos papeles.)

—Leave them in the corner. –Respondió tranquilamente sin apartar la vista de la tableta, el germano estaba retirando los platos que dejaron los niños y la joven limpiaba las mesas tranquilamente mientras al parecer oían música por audífonos inalámbricos, lo tranquilizaba el hecho de que no hubiese ocurrido algún problema aún–.

(Déjalos en la esquina.)

—So spying on the Nazi zombie again, you should already kill the Axis. –USA resopló virando los ojos mientras rodeaba el escritorio para observar también y buscar algo de lo que pudiera burlarse más tarde, aunque la humana de cabellos blancos fue lo primero que llamó su atención– Shit, is that the crazy German?... what great legs.

(Así que espiando otra vez al zombie Nazi, deberías matar ya al Eje. / Mierda, ¿Esa es la loca alemana?... que piernas tan buenas.)

—Get out of my office, America. –Advirtió ordenando en un gruñido de enojo, no iba a tolerar ese tipo de comentarios morbosos en su presencia o en boca de cualquiera de los países bajo su cargo, su mirada seria terminó de transmitir el mensaje al rubio que retrocedió alzando las manos con ligera ironía hasta irse–.

(Sal de mi oficina, América.)

Mientras tanto en el albergue infantil ambos "Voluntarios" caminaban finalmente hacia el auto clásico bajo la vista atenta de CIA, aunque la más baja ya le había dicho que solo esperarían allí debido al frío y a que estaba cansada, apenas subieron el carmesí encendió la calefacción y Agatha se quitó los tacones entre quejas bajas maldiciéndolos junto a su existencia.

Debido a la cercanía de los asientos el de ojos esmeralda la rodeó con su brazo sintiendo como se relajaba y acomodaba en el lado izquierdo de su pecho con un suspiro tan suave que ni siquiera se oyó, la Richter estuvo así durante un rato bastante cómoda y un poco soñolienta hasta que levantó su vista hacia el mayor que también bajó la suya al notar el movimiento por si necesitaba algo.

Ella se mantuvo mirándolo a los ojos en silencio hasta que se estiró ligeramente consiguiendo rozar sus labios aún con duda, hasta que el suspiro de Dritte y su posterior corte de distanciamiento la hipnotizaron con un beso lento. Lo siguió sin ya mucho pensar y ambos se dejaron llevar tras la privacidad otorgada por los cristales oscuros, el de largas uñas oscuras tomó su mejilla con cuidado y la albina lo abrazó apegándose.

No tenían intenciones de ir "Más allá", solo querían disfrutar su beso tranquilamente mientras sus corazones latían con fuerza y sus sentidos casi flotaban hasta que debieron separarse para respirar despacio, compartiendo una mirada de calma. Ella le regaló otro beso, uno pequeño y delicado en la comisura ajena antes de esconderse en su hombro sintiendo sus mejillas calientes pero una gran emoción en el pecho.

RUBRUM (T.R × Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora