Five

832 108 0
                                    

Reich continuaba mirando la rebanada de pastel en la mesa, intentando saber si contenía algún tipo de veneno y aunque estos no podían matarlo, le causaba muy mal humor tener que vomitarlos para evitar dolor de estómago pues sus tripas se dañaban al igual que las de cualquier ser vivo aunque tras algunas horas se regeneraban hasta la normalidad, aún así nada le quitaba el disgusto por el mal rato. Pero luego de una hora observando el dichoso postre y que Alphonse no le gruñera por algún olor extraño, decidió probarlo con algo de desconfianza.. aunque no sintió nada extraño pasados los minutos saboreando la crema así que se dispuso a continuar mientras leía el libro que apenas estaba eligiendo rato atrás cuando sintió un golpecito en su puerta.

—Ni pienses que voy a darte, esto tiene chocolate –Dijo entre dientes el germano cuando el can gris se sentó a su lado y comenzó a emitir un llanto leve mirando al postre y luego a él dejando en claro lo que quería- Aunque me pongas esos ojos no cambiaré de opinión.

La albina cantaba al caminar sin importarle nada más, en sus brazos cargaba macetas con flores de diversos tipos que apenas había comprado al verse inspirada por la paz que le transmitió aquel cactus, así que luego de adornar su maceta y retratarlo decidió salir a comprar más flores para adornar su balcón. Para su suerte había un invernadero conocido a cinco minutos de allí por lo que pudo desplazarse caminando para disfrutar de la calle hasta volver a su edificio en donde esperaba el elevador.

—Te me haces conocida, ¿Nos hemos visto antes? –La voz de Alemania tomó de sorpresa a la joven a quien casi se le caen las macetas, la había visto esperando el ascensor al entrar y pensó en que su cabello llamativo le recordaba a algo– Lamento asustarte, no fue mi intención.

—No se preocupe, yo estaba distraída, pero si nos hemos visto antes.. más o menos –La joven alzó los hombro de manera tranquila entrando al elevador seguida del tricolor que la observó esperando su respuesta– Vivo en el mismo nivel que su padre..

—Oh.. espero que no ha sido una molestia, si dijo o hizo algo malo hablaré con él ahora mismo –Inmediatamente soltó el rubio sintiéndose nervioso a pesar de que aún no hubiesen mayores quejas sobre su padre que verlo en el lugar, este no había querido contestarle los mensajes desde que lo fue a visitar así que no tenía idea de cómo le iba—.

—Para nada, de hecho es agradable –Agatha sonrió parsimoniosa mirándolo durante un momento antes de devolver su vista a las flores para cuidar que no se aplastaran con nada—.

El de piel amarilla quedó enmudecido observándola, nunca antes en este siglo había oído a alguien decir algo bueno sobre el ex fascista y aquella chica no parecía estar asustada o mintiendo, de hecho su energía calmada le causaba curiosidad recordando haberla visto antes en el pasillo que ahora se mostraba frente al ele dor cuando abrió sus puertas.

—Que tenga un buen día –Ella movió un poco su diestra como despedida intentando no soltar sus cosas mientras daba la media vuelta hasta la dirección de su puerta, justamente la última de todas las demás desocupadas—.

—Permíteme ayudarte, por favor –El actual guardián del territorio despertó de su ensoñación para acercarse hasta quedar frente a la de overol negro, que acabó por asentir pasándole tres de las cinco macetas que cargaba que él sostuvo con facilidad—.

Así ambos caminaron hasta la extraña puerta llena con dibujos de crayones que la humana abrió dejando ver el interior de su hogar ya más arreglado, pero aún así con un pequeño desorden que abarcaba únicamente una esquina cercana al ventanal en donde estaban su caballete junto a sus pinturas con el cuadro del cactus que había hecho esa mañana. La de ojos cafés quejó sus cosas sobre la mesa con cuidado seguida del de traje formal que no pudo evitar posar su vista sobre el lienzo colorido que manifestaba de forma mística lo que muchos veían como un simple cactus pequeño y redondo.

—Las plantas acaban de darme la inspiración para sentir dicha en un día como este –La menor comenzó a hablar tras notar su interés en la pintura, pasando a sostener entre sus manos al cactus de la cinta blanca con embeleso– Puede verse como algo peligroso que nadie querría tocar, pero es igual de hermoso que las flores más coloridas..

—Sinceramente nunca antes me había detenido a pensar en las plantas.. –Dijo el tricolor en tono bajo intentando recordar en donde lo había visto previamente hasta que el sonido de una puerta abriéndose llamó la atención de ambos, sin embargo no pudieron moverse cuando una exclamación un poco lejana y el sonido de un ladrido tras ellos los tomó por sorpresa—.

RUBRUM (T.R × Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora