Por fin, el timbre de salida había sonado.
La cantidad de estudiantes que salían de los cursos era inmensa, la aglomeración era tanto que hasta las salidas eran bautizadas como "avalanchas de personas". En uno de los cursos al final de los pasillos, se encontró una chica de unos 16 años, guardando sus cosas lista para ir a casa. Su rostro era simplemente encantador para todos los chicos, siendo la envidia por parte de las chicas. Tranquila y callada, como siempre, salió del curso al ver que "la avalancha" de estudiantes era menor. Vestida con una blusa turquesa y unos shorts jeans; demostraba sencillez. Su físico destacaba su cuerpo delgado y esbelto, de estatura media, un cabello largo de color rubio y unos ojos color azules zafiros.
Una vez fuera de la preparatoria, suspiró y se encaminó hacia su hogar, sin saber que alguien la estaba vigilando.
-¿A dónde vas?- escuchó una voz de un callejón que había pasado ella hace pocos minutos, un joven castaño se cruzó en su camino.
-A mi casa, si me permites.- le respondió la chica más conocida como Astrid Hofferson, tratando de que su voz salga lo más firme posible y de zafarse rápido de él, tenía miedo de que le hiciera algo.
-Puedo llevarte, ¿sabes? Este lugar no es muy seguro para las niñas.- el chico le sonrió con cinismo.
-Déjame en paz.- bramó entre dientes y se dispuso a pasar por su lado para seguir con su camino.
-Mmm… Una chica muy difícil, eso me gusta.- sin borrar su sonrisa, cogió a la chica, haciendo que esta gritara del terror de que ese sujeto le haga daño.
-¡Suéltame!- gritó pidiendo auxilio y rogando a los dioses que alguien la escuché, nadie respondió. Suerte que él no quería hacerle algo peor, se percató que sólo intentaba robarle su mochila de la escuela. Tampoco se iba a dejar. Notó que el chico no cargaba arma alguna, cuando la oportunidad se presentó, le dió un golpe en una zona totalmente dolorosa para cualquier chico, provocando que la soltara y cayera al suelo gritando del dolor.
-¡Mierda!- exclamó tomándose la entrepierna en el suelo.
-¡Aléjate de mí!- demandó, antes de salir corriendo al verlo tirado retorciéndose del dolor. "Me matará al recuperarse". Pensó asustada y sin detenerse.
† † †
La vida se había acabado para ellos. Con suma tristeza preguntaban y buscaban a su hijo. Hoy se cumplían 7 años desde su desaparición; años de infierno, miedo y preocupación al no tenerlo a su lado, imaginándose cosas realmente horribles.
Todo lo que planearon desde su nacimiento se había ido a la basura, ahora su prioridad era encontrarlo con vida. La mente los engañaba diciéndoles que ya no vivía, mas su corazón les daba las esperanzas de encontrarlo. Considerando el tiempo que lleva desaparecido, cualquiera no podía tener aquellas esperanzas, ellos sí. Ahora la angustia estaba impregnada en la casa, los recuerdos únicos de él, eran las fotos. Rara vez la felicidad volvía a sus rostros al oír noticias de su "pequeño". Sin embargo, se disolvía cuando se enteraban de que no era el de ellos, o algo aún más doloroso, la gente les mentía. Lo que más le pedían a los dioses, era que su hijo volviera:
-Ya no llores, mi vida. Lo encontraremos.- ni el mismo Estoico se creía esas palabras, pero era muy doloroso verla llorar por culpa de él.
-Lo extraño.- entre lágrimas, Valka no dejaba de gritar lo arrepentida que estaba de haberle mentido- Quiero verlo, Estoico, quiero hacerlo. ¡Hiccup, dónde estás! ¡Te necesito!- gritó mirando a un punto muerto en el suelo.
-Seguiremos buscándolo.- le aseguró su esposo frotando su espalda.
-¿No hay noticias?- Bocón entró al notar que la puerta se encontraba abierta; los veía preocupados.
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† DESTINO DIVINO †
Фанфикшн¿Perdonarías a la persona que te mintió por no hacerte sufrir? ¿Darías todo por la persona que amas? En un Universo Alternativo, a los 10 años Hiccup Haddock escapa de casa, dispuesto a no volver. 7 Años después se ha convertido en un ladrón que viv...
