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La gente aún sigue en la guerra entre creer en "el amor a primera vista". Algunos dicen que existe y otros no.

Nuestros protagonistas, aunque no querían aceptarlo, sus corazones latieron de una manera totalmente diferente desde que se vieron en aquel incidente. El corazón lo dice todo, sabe elegir para el bien, sin importar que el mal esté en aquella persona. Por algo las cosas suceden y la elección es solo una y definitia, no importa lo que la mente te diga, el corazón es el que tiene las respuestas a tus dudas, principalmente cuando uno se enamora. Las personas cambian, cuando realmente están enamoradas; si por alguna razón te enamoras de alguien que no tiene una buena vida, es porque sabes que tú y solo tú puedes hacerla cambiar, a pesar de la dificultad que se te atreviese por la necesidad.

-¿Vives lejos?- le cuestionó Hiccup tratando de olvidar por unos momentos su estado de confusión.

-Mucho.- respondió la rubia de inmediato- Ahora que lo pienso, mi mamá ha de estar preocupada por mí.- comentó sintiéndose mal por ello.

-¿Qué le dirás?- la curiosidad le ganó al castaño y no pudo evitar preguntar.

-Me tendré que inventar algo.- la chica le restó importancia, mientras alzaba sus hombros.

-Toda una mentirosa nos ha salido la niña.- el Haddock quiso divertirse un rato más con ella y la ojiazul se sintió ofendida con rapidez.

-¡¿Yo?!- exclamó indiganda y llevando una de sus manos a su pecho, fue la mirada del ojiverde que la hizo admitir- Bueno, sólo un poco... Y cuéntame… ¿Toda la vida has vivido en la calle?- tras unos segundos de silencio y caminata, la rubia tampoco pudo ganarle a su curiosidad.

-No, llevo viviendo así desde los 10 años, en pocos días cumpliré 7 años en las calles, si no he perdido ya la noción del tiempo.- él respondió con simpleza.

-Entonces, tienes mi edad.- a Astrid le pareció interesante, porque se veía como de 2 años mayor- Acabo de cumplir 17 hace dos meses.- informó.

-Cool.- el chico le sonrió- Tú, eh... ¿Tienes novio?- esto la tomó por sorpresa e Hiccup se regañó mentalmente por no controlar su bocota.

-No.- ella titubeó un poco al responder- ¿Y tú?- ni siquiera quería preguntarle eso, pero igual lo hizo, involuntariamente.

-Neh.- ahora fue él quien le restó importancia a sus palabras y se alzó de hombros- Sí, he tenido mis admiradoras, pero ninguna de ellas me ha interesado.- agregó sintiéndose con más confianza a su lado.

-Wow, Hiccup, a pesar de ser pandillero y ladrón tiene sus admiradoras.- comentó la Hofferson, antes de reír levemente.

-Oye, los de la calle somos más guapos.- se defendió con una sonrisa orgullosa.

-Ya, lo que tú digas.- concedió ella con sarcasmo, pero luego se le vinieron más preguntas a la cabeza- Si tienes solo 7 años viviendo en la calle… ¿Qué fue de tu vida antes? ¿Acaso no tenías familia?- sus preguntas hicieron que el castaño sintiera un sabor amargo en su lengua, empezó a recordar aquella escena del pasado.

-Bueno, esa es una larga historia, que prefiero no contarla- le respondió sinceramente y la rubia se reprochó por haber sido tan agresiva si apenas lo conocía

-No te preocupes.- dijo para indicarle que estaba en todo su derecho de no contestar.

Continuaron en silencio el trayecto, se sorprendieron al ver que ya estaba anocheciendo. Ya cerca de lo que al parecer era un pequeño bosque, pasarían cerca de una casa mediana, no conocida para Astrid, pero sí por Hiccup; quien se detuvo antes de que pasaran.

-Astrid, quisiera acompañarte, pero me acordé que tengo cosas que hacer.- mintió como ecusa.

-Robar, como por ejemplo.- ambos rieron ante burlón comentario de la ojiazul.

† DESTINO DIVINO †Donde viven las historias. Descúbrelo ahora