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-Parece que ya estás listo.- comentó Estoico, mientras veía a su hijo frustrado,  sentado en un asiento trasero de su patrulla y con Brutacio parado frente a él, dándole unos toques finales a su cabello y rostro- Buen trabajo, Brutacio.- felicitó al rubio con una amistosa palmada en la espalda.

-Todo el arte que tutoriales en YouTube o en Pinterest te pueden ofrecer.- le contestó orgulloso, retrocediendo unos pasos y observando a su modelo.

-¿Cuándo me podré ver?- intervino Hiccup algo ansioso al no visualizar ningún espejo. El gemelo le pasó uno de mano.

-Algo me dice que ni se reconocerá.- habló Brutilda en medio de una risa burlona.

-3…- empezó a contar Floki.

-2…- le siguió Bocón.

-1...- y finalizó Estoico.

-¡¿Ese soy yo?!- gritó el ojiverde viendo asombrado su reflejo.

-Oigan, ya es hora de cambiar a...- habló Eret, mientras llegaba con los otros dos ladrones, pero se detuvo al percatarse de algo- ¿Dónde está Hiccup?- preguntó al no encontrarlo.

-¡Ahh! ¡El empresario escapó! ¡Atrápenlo!- gritó Patán al señalar a su amigo, quien no lo reconoció. Él y Patapez corrieron hacia el vehículo para reducirlo.

-¡No, esperen!- exclamó el aludido para evitar que lo derriben, pero fue tarde, Ingerman lo terminó botando al suelo y ambos lo habían aplastado.

-¡Oigan, salvajes, él es Hiccup!- les regañó Brutacio, mientras se acercaba y, molesto, los jalaba de las orejas para alejarlo de su "modelo"- Cuidado con el cabello, me costó mucho hacer que el tinte se impregne y que el peinado del sujeto quede bien.- indicó el gemelo.

-Bueno, por lo que ví en ese espejo y lo que ellos pensaron, estoy igual que aquel señor.- comentó Hiccup sonriéndole al Thorton.

-Y demasiado.- secundó Eret.

-Muy bien, ahora tienes que comprarte un traje y tendrás que hacerlo rápido, a las 6 tienes que estar listo.- le señaló su padre.

-Volveré rápido.- afirmó su hijo alejándose y seguido por sus amigos.

Eret es el que conoce mejor la capital, por lo que sería su guía a las tiendas.

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-Muy bien, jovencitas, a vestirse y maquillarse, tenemos que irnos.- ordenó Drago entrando a la habitación de sus rehenes- Johann las llevará a otra habitación dónde están los vestidos, ustedes podrán elegirlos y maquillarse para que se vean totalmente hermosas y así podrán complacer a mis clientes. Después les daremos las fotos del que le corresponderá a cada una.- añadió con una sonrisa cínica en sus labios y las mujeres no tuvieron más opciones que asentir.

-Vámonos, Astrid, entre más rápido mejor.- le dijo Heather mientras avanzaba como las demás.

-No.- respondió la rubia de forma tajante y alejándose un paso de la pelinegra, mientras se cruzaba de brazos- Yo me quedaré.- añadió seriamente.

-¿Acaso oí que alguien se rehúsa a seguir mis órdenes?- cuestionó el imponente mafioso frunciendo el entrecejo.

-Sí, yo lo hice.- respondió Astrid con una sonrisa desafiante.

-Tú eres por la que me dieron más dinero, de una forma u otra me harás caso.- le informó el de rastas acercándose con lentitud hacia la ojiazul.

-¿Ah, sí? ¿Cómo?- siguió la chica provocándolo.

-Ya lo verás…- le sonrió de lado y luego volteó a ver a cierto castaño- ¡Johann, trae la sustancia!- el secuaz sólo aconteció a las órdenes y estuvo de regreso en un par de segundos.

† DESTINO DIVINO †Donde viven las historias. Descúbrelo ahora