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El sol lentamente empezó a iluminar el cielo, dando inicio a la mañana. La pista se veía solitaria, mejor para poder dormir en paz y tranquilidad. La casita, una de las pocas que se encontraban ahí, se encontraba cerrada, pero con se notaba que había alguien adentro . Dentro de ella, en lo más profundo del pasillo, se divisaba una habitación.  En la cama, dos personas dormían profundamente: un chico y una chica. El chico la tenía abrazada, mientras ella, se acurrucaba en su marcado pecho. Los rayos del sol traspasaron las ventanas, tocando el rostro de la chica. Sus ojos zafiros, con pereza, se fueron abriendo y rió al sentir cosquillas en su cuello.

-Buenos días, Mi Lady.- le dijo Hiccup dulcemente, mientras dejaba de depositar pequeños besitos en su cuello y ahora le daba un tierno beso en la frente.

-Buenos días, Babe.- le saludó con la misma ternura en su suave voz y sorprendiendo al castaño por su nuevo apodo.

-Mjm, me gusta.- comentó- ¿Cómo dormiste?- cuestionó.

-De hecho, al lado tuyo, muy bien.- admitió la joven con un ligero sonrojo en sus mejillas y tratando de ocultar su rostro en su pecho. Haddock no pudo evitar soltar una risita al verla tan tierna.

-Qué bueno oír eso; ¿he dicho que te amo?- terminó con voz suave.

-Sí.- habló juguetonamente, volviendo a mirarlo- Pero me gustaría escucharlo una y otra vez.- dijo con una gran sonrisa.

-Te amo, te amo, te amo.- repitió el ojiverde concediendo su deseo- No me cansaré de decirte que te amo.- dijo y luego observó la sonrisa pícara de la rubia.

-No solo quiero oír eso, prefiero otra cosa.- la ojiazul cambió su expresión a una más inocente.

-¿Ah, sí? ¿Y qué es esa otra cosa?- le preguntó Hiccup también juguetón, pero con el ceño fruncido.

-Un beso.- contestó rápidamente y su deseo se cumplió al sentir sus labios chocar con los de ella.

-Listo. ¿Algo más?- preguntó alzando una ceja.

-Creo que más besos no hacen daño.- pidió la ojiazul y él, todo obediente, hizo caso a sus peticiones, besándola en los labios dulcemente- ¡Hiccup! Me haces cosquillas.- se quejó ella entre risas cuando sintió que besaba su cuello.

-Entonces habrá más cosquillas.- murmuró antes de empezar a besarle el cuello nuevamente. Además, de usar sus dedos para empezar a hacerle cosquillas por todo el cuerpo, haciéndola retorcerse y reír.

-Jaja, ya para jaja… ¡Ya! Son muchas cosquillas.- decía ella en medio de sus risas, hasta que el ladrón se apiadó de ella y se detuvo.

-¿Feliz?- le preguntó rozando su nariz con la suya.

-Sabes que sí.- respondió y después le plantó un pequeño beso. Ambos rieron como tontos al separarse, pero Astrid cambió su rostro.

-¿Qué sucede?- Hiccup preguntó preocupado.

-La escuela.- soltó en un hilo de voz y, sin decir nada más, se levantó y se fue al baño para empezar a alistarse.

-Te llevaré.- dijo el chico, mientras se ponía de pie y tendía la cama; le tendría una sorpresa- Chimuelo, vamos a hacerle un delicioso desayuno.- le indicó al perrito, el cual estaba sentado sobre su cama al lado de la de Astrid; ladró y saltó de emoción.

† † †

-¿Hola?- habló Brutilda, quien lucía cansada cuando apenas despertaba y contestaba su teléfono.

-¡Estúpida revoltosa! ¡¿Dónde estás?!- la voz enojada y desesperada de su gemelo tras la línea terminó de despertarla- Te estuve marcando y no contestabas, me tenías preocupado-. agregó al no recibir ninguna respuesta.

† DESTINO DIVINO †Donde viven las historias. Descúbrelo ahora