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Notó que estaba en un cuarto de hospital, algo que la asustó por completo, abrió sus bellos ojos azules lo más que pudo y, con completa atención, observó a todas direcciones del techo. Pensaba en mover su mano para tocar cualquier cosa que hiciera ruido, pero notó que estaba siendo retenida por algo, mejor dicho, por alguien

-¿Hiccup?- murmuró a duras penas cuando lo vio, allí estaba él, recostado a un lado de la camilla, dormido y sosteniendo su mano, entrelazando los dedos. Ella solo sonrió con ternura, al ver que caminos secos de lágrimas surcaban la peli de sus mejillas. Ella apretó sus dedos entrelazados, logrando que él sintiera su movimiento y levantó su cabeza de golpe al tiempo que abrió sus ojos para encontrarse con los de ella- Hola, Babe.- le saludó con una tenue risita, sacando más lágrimas de él.

-¡Astrid!- inmediatamente la abrazó con mucho cuidado y le dió un beso en los labios, lleno de cariño y amor, como si fuera la última vez que se vieran- Mi Lady, despertaste. ¡Thor santo! Te extrañé mucho.- le confesó con una sonrisa aliviada, mientras acunaba sus mejillas entre sus manos.

-Y yo te extrañé a ti.- correspondió la rubia, pero luego su semblante entristeció y sus ojos se cristalizaron- Todo fue horrible, ese lugar era...- las lágrimas empezaron a caer al recordar cada parte asfixiante de ese infierno y el nudo en su garganta no la dejó continuar.

-Tranquila, ya no recuerdes eso.- susurró Hiccup juntando su frente con la de ella, sin soltar sus mejillas- Ahora estás bien y a salvo, con tu familia, conmigo. Te prometí que jamás te dejaría sola, y así será.- confirmó con dulzura.

-Te amo.- soltó Astrid abriendo sus ojos para toparse con las esmeraldas de él.

-Yo te amo más, Mi Lady.- correspondió para darle otro casto beso en los labios, justo antes de que la puerta de la habitación fuera abierta de golpe.

-¡Astrid!- exclamó Brutilda al momento en que los vio. Luego Brutacio corrió hacia su amiga al verla despierta.

-¡Eres una reina guerrera!- le dijo estrujándola en un delicado abrazo- Qué bueno que estás bien, nos hacías falta. Ya estaba a punto de quemar viva a Brutilda como un sacrificio a Loki y me haga perder la cordura.- le decía cerrando sus ojos con fuerza, mientras la pareja se miraba con extrañeza y la mencionada rodaba los ojos.

-Yo también los extrañé, chicos.- atinó a decir Hofferson y luego su amigo terminó el abrazo.

Y así, todos los que estaban en la sala de espera, fueron informados de que Astrid Hofferson estaba despierta, incluyendo a su mamá que se había enterado de la noticia gracias a Hiccup. Todos habían llevado al cuarto flores, después vinieron los abrazos y las lágrimas de alegría. El doctor tuvo que decirles que había que revisarla, por si la droga no dañó algunos órganos por ser el primer consumo. Asintieron y se despidieron; pero con el ojiverde fue un caos, tuvieron que sacarlo, prácticamente a rastras, porque no deseaba dejarla sola, no de nuevo. Varios intentos y al fin resultaron, cerrando rápidamente la puerta para que no intentara entrar de nuevo.

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-Al fin de nuevo en nuestra vida normal, la desgracia es que tenemos que ponernos al día en las materias.- comentaba la rubia de trenzas, mientras caminaba en el parque con su gemelo y mejor amiga, quien hace pocos días había salido del hospital- Lo bueno es que estás bien, te extrañamos mucho.- añadió sonriéndole a la ojiazul.

-Yo también, a todos los extrañé.- contestó devolviéndole la sonrisa- Pero ya pasó, la vida nos dió una gran sorpresa y también una nueva oportunidad.- le dijo con calma y observando cómo una pelinegra se acercaba a ellos.

-Hola.- saludó Heather llegando hacia ellos- ¿Podemos hablar?- cuestionó jugando nerviosamente con sus dedos.

-Claro.- le respondió Astrid amablemente.

† DESTINO DIVINO †Donde viven las historias. Descúbrelo ahora