Apenas cerró la puerta, las lágrimas cayeron. Al sentir débiles sus piernas, se fue deslizando lentamente por la pared, hasta quedar sentada, fue ahí cuando Chimuelo bajó de sus brazos y fue corretear por toda la casa, mientras que Astrid se quedó con la cabeza siendo tapada por sus rodillas. Ese recuerdo invadía su cabeza, sentía su respiración tan cerca, sus labios a punto de chocar. Quería, necesitaba hacerlo, pero el miedo le ganó. No obstante, sabía que dentro de esa fachada de chico rebelde y de ladrón, había un Hiccup de buen corazón, y hasta lo había demostrado con ella. Quería revertir ese momento, volver al pasado dónde estaba a punto de unir sus labios con los de él, por desgracia, todo perdona menos el tiempo, solo había que esperar hasta que lo volviera a ver para decirle que lo quería.
-¿Paraste de llorar?- alzó la cabeza sorprendida, Brutilda estaba recostada en la pared viéndola, mientras que Brutacio estaba sentado en las escaleras.
-¿Qué hacen aquí?- cuestionó desconcertada.
-Dijiste que podíamos quedarnos a dormir.- habló de nuevo la gemela, mirándola con seriedad.
-Bien por ustedes, necesitan inflar sus colchones.- contestó sin ganas.
-Ya lo hicimos.- el rubio sonrió apenas, pues el estado destrozado de su amiga le preocupaba.
-Ahora dinos qué te pasa.- exigió Tilda, porque a ella no le gustaba para nada que su amiga esté llorando por un hombre.
-Nada.- mintió Astrid llevando un mechón de cabello tras su oreja.
-No mientas, no lloras por gusto.- refutó Tacio mirándola con sospecha.
-¡No me pasa nada!- la Hofferson alzó sus voz apretando sus manos en puños.
-Ast, sabes que puedes confiar en nosotros, ¿pasó algo con Hiccup?- volvió a interrogar la de trenzas suavizando su tono de voz.
-No.- al fin, la joven dijo su dolorosa verdad y sus lágrimas cayeron más y más rápido- Casi nos besamos.- lamentó en un sollozo.
-¡¿Cómo?! ¡Oh, por Loki! Tienes que contar todo...- el gemelo se emocionó rápidamente, hasta que cayó en cuenta de una palabra que había descartado- Espera... ¿Acaso dijiste casi? ¿No se besaron?- preguntó confundido.
-No, fui una cobarde.- la Hofferson admitió dejando caer su cabeza hacia atrás, chocándola contra la puerta.
-¿El miedo de nuevo; nena?- suspiró Brutilda- Te he dicho miles de veces que sí te quiere. ¿Te gustaría que te repita todo el sermón?- alzó una ceja en amenaza.
-No, gracias.- contestó con sarcasmo- No pienses que no quería besarlo, era mi mayor deseo, pero la cobardía…- mordió su labio y desvío la mirada para encontrarse con Chimuelo olfateando toda la cocina.
-Tranquila, H, mañana puedes ir a hablar con él.- la calmó Brutacio con una cálida sonrisa, la cual la ojiazul imitó.
-Espero que sí, jamás me había sentido tan enamorada.- confesó en voz baja para luego mirarlos de nuevo- Pero ahora quiero que conozcan a alguien.- ella se puso de pie y fue directo a la cocina, siendo seguida por los gemelos, quienes se maravillaron de inmediato al ver al adorable cachorro.
† † †
Lentamente fue abriendo los ojos, su visión estaba algo borrosa; mientras se adaptaba al ambiente, no reconoció en qué lugar estaba, no era su hogar. Tomó impulso para tratar de levantarse, pero un terrible dolor de cabeza no lo permitió, seguido de una mano que, lentamente, lo empujó para que se vuelva a recostar.
-¿Dónde estoy?- logró pronunciar con voz débil.
-Estoico, que bueno que despertaste.- su esposa lo abrazó cuidadosa y súper preocupada.
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† DESTINO DIVINO †
Fanfiction¿Perdonarías a la persona que te mintió por no hacerte sufrir? ¿Darías todo por la persona que amas? En un Universo Alternativo, a los 10 años Hiccup Haddock escapa de casa, dispuesto a no volver. 7 Años después se ha convertido en un ladrón que viv...
