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-¡Policía! ¡Manos arriba!- Estoico y Bocón rápidamente entraron a una habitación, asustando a sus ocupantes.

La chica de inmediato se cubrió con la sabana, mientras el tipo alzaba las manos en señal de rendición.

-Yo la llevaré, por favor, encárgate de que no escape.- ordenó el pelirrojo a su amigo, quien asintió- Señorita, vístase y venga conmigo, bienvenida a la libertad.- la chica de inmediato sonrió esperanzada.

Terminó de ponerse el vestido, antes de irse, le dió una buena bofetada al maldito que casi la hacía perder su virginidad. Sostenida de la mano del Haddock corrió hacia la cubierta, dónde al parecer no había nadie más que policías.

-Ya tenemos 8.- dijo Patán con alegría.

-De hecho, ya son 9.- habló Eret cubriendo a la nueva chica con una manta sobre sus hombros- Tranquila, todo estará bien.- la consoló al verla temblando y, unos segundos después, subió la décima chica, quien se encontraba bajo los efectos de la droga.

-¿Hiccup no ha llegado?- preguntó Estoico mirando a todos los lados.

-No.- contestó Floki.

-Astrid y él son los que faltan.- mencionó Brutacio con preocupación.

-Iré para allá.- el fornido hombre se alejó corriendo, no había tiempo que perder.

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-¡Suéltala!- demandó Hiccup en un grito al mismo tiempo que se acercaba hacia ambos.

-Hey, amigo, tú tienes tu chica, esta belleza de aquí me pertenece.- habló el empresario más conocido como Ryker Grimborn.

-¡Te dije que la soltarás!- bramó en respuesta, la ira y la furia lo invadieron por completo al ver que su chica estaba semidesnuda, con muy poca conciencia y este besándole el cuello. Inmediatamente, se acercó para darle una buena golpiza, sus movimientos fueron tan rápidos que no le dieron tiempo de reaccionar, dejándolo en el piso en estado inconsciente- ¡Astrid! Mi Lady, tranquila, vine a rescatarte.- le dijo con dulzura cuando estuvo cerca de ella y acarició con suma delicadeza su mejilla.

-…Hiccup…- alcanzó a decir la chica con pocas fuerzas, cerró sus ojos sumergiéndose en la inconsciencia.

-Resiste, te sacaré de aquí.- él iba a cargarla, pero oyó un disparo sobretaltándolo.

-Yo no lo creo.- habló Drago Manodura bloqueando la única salida- Tengo que admitirlo, sabes actuar muy bien, pero no en la voz, Hiccup Haddock.- dijo apuntándole a Astrid, el castaño al ver esto, la tomó entre sus brazos y la llevó con rapidez al baño para encerrarla ahí. Durante el trayecto, el mafioso soltó 2 disparos, los cuales fueron errados.

-Maldito desgraciado, nos engañó, a todos los que trabajábamos para usted, menos a Dagur, él ya lo sabía…- hablaba con rabia y entre ligeros jadeos- ¿Por qué?- cuestionó sacando su arma.

-Tú chica es muy bonita, eso tengo que admitirlo, ella es una olla de oro para mí.- señaló sin remordimientos, mientras mostraba una sonrisa lascivia- Además, esto es venganza a los Haddock solo por existir y arruinar mis planes.- añadió.

-Me aceptaste sabiendo que era uno, y me terminaste haciendo esto.- soltó el ojiverde con arrepentimiento- Pero, ¿sabes? Te lo agradezco en una parte, si no hubiese sabido quien eras jamás hubiese cambiado de decisión y tomar mi lugar junto a mi familia. ¡Pero no tenías ningún derecho a secuestrar y prostituir a Astrid! ¡Ni a nadie!- exclamó furioso quitándole el seguro a su arma.

-Yo te agradezco por meterla en esta vida, por ponerla a tu lado, caso contrario no la hubiese descubierto jamás.- rió el de rastas sin inmutarse.

-Me equivoqué, ella no merecía esto. Una buena chica como lo es no puede estar conmigo, el culpable de todo esto fui yo.- confesó con lamento y luego sintió un poco de agua goteando por su cabeza, miró arriba y vio que, por las balas, el yate tenía hoyos, de paso descoloraba su cabello- Y, si nos quedamos aquí, ten por seguro que nos hundiremos.- advirtió con más seriedad.

† DESTINO DIVINO †Donde viven las historias. Descúbrelo ahora