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-Genial, ahora tendré que comprar una cartera nueva.- se quejó Astrid, mientras iba junto con los gemelos a casa.

-Descuida, de seguro es amigo de Hiccup y lo convencerá para que nos las devuelva.- trató de calmarla su amiga- Además, no estaría mal ver de nuevo al sujeto.- agregó con cierta picardía.

-Hiccup y yo no hablamos desde hace dos semanas, ¿qué te hace pensar que por una cartera lo hará?- cuestionó Hofferson cruzándose de brazos.

-Como tú digas, de todas formas lo estás buscando, te la devolverá en cuanto te vea.- aseguró la gemela.

-Dudo que Patán le diga que estuve ahí, mejor olvídalo, Ast- intervino Brutacio con voz seria- Y tú deberías dejar de pensar en ese chico.- señaló a su hermana frunciendo el entrecejo.

Entonces, la de dos trenzas abrió la boca para hablar indignada.

-Primero: Ni te atrevas a olvidar a Hiccup, tú y él se aman, jamás te había visto conectar así con alguien.- le dijo a la otra rubia- Segundo: Juro por Loki que no quiero pensar en él, pero es que sus ojos son tan hermosos, y no olvidemos su rostro es tan…- Tilda no pudo terminar, porque una cuarta voz se unió a la conversación.

-¿Mi rostro es qué?- preguntó Eret llegando donde estaban ellos.

-¡Tú!- Astrid puso una postura a la defensiva- Ni te atrevas a robarnos otra vez, si no quieres sentir lo mismo que sintió tu amigo la primera vez que nos vimos.- amenazó.

-Lo que ella dijo. ¡Y tu rostro no nos importa!- se defendió su amiga con un ligero rubor en sus mejillas, pero no siquiera su gemelo pudo apoyarla, sólo rodó los ojos.

-Tranquilos, vengo en son de paz, por obligación.- lo último lo dijo con un bufido y desviando la mirada molesto- Y sé que estabas hablando de mí.- terminó mirando a la Thorton.

-¡No lo hacía!- gruñó ella por lo bajo.

-¿Alguien más te ha robado?- preguntó con astucia, ella solo miró hacia otro lado- Lo supuse.- sonrió victorioso.

-¿Y para qué vienes aquí?- preguntó Tacio tratando de ir al punto.

-Vine a devolver lo que robé.- respondió y le entregó la cartera a Brutilda, quien se mostró confundida.

-Gracias, supongo.- agradeció aún con el sonrojo presente- Pero, ¿cómo te pudiste arrepentir?- soltó con curiosidad y creta desconfianza.

-Me obligaron, un amigo se enteró del robo y, bueno, se enojó porque las víctimas que robé fueron ustedes, más cuándo mencione a la chica de una trenza.- Astrid inmediatamente supo de quien se trataba, y se sentía feliz, pero se avergonzó al sentir sus mejillas arder- Me dijo que devolviera estas carteras si quería vivir.- añadió en medio de una leve risa.

-Fue Hiccup, ¿verdad?- preguntó mostrando una sonrisa.

-Sí, tú debes ser Astrid. Por ti estoy devolviendo esto.- dijo él cruzándose de brazos.

-¿Sabes dónde se encuentra… Emm…?- no sabía cómo llamarlo.

-Eret. Se quedó con Patán y Patapez.- contestó.

-Si Hiccup te pidió de favor o, mejor dicho, te obligó a devolvernos las carteras, ¿dónde está la mía?- interrogó al ver que no tenía la suya.

-Cierto, creo que va a tu casa a entregártelo personalmente, Patapez le dijo que tú fuiste de mañana.- explicó rápidamente.

-¡Tengo que ir a casa!- exclamó esperanzada- Chicos, saben que no me gusta dejarlos solos, pero para mí es importante, tengo que hablar con él.- se disculpó antes de salir corriendo, pero por el impulso empujó a Brutilda, quien estaba a su lado.

† DESTINO DIVINO †Donde viven las historias. Descúbrelo ahora