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Una hermosa sonrisa se formó en su rostro, algo que nunca hacía cada vez que los recordaba, pues ahora era todo lo contrario. Le costaba admitirlo, pero la extrañaba. Extrañaba oír su dulce voz levantándolo; ver cada sonrisa que le regalaba en cada momento; su forma tranquila de tomar las situaciones, todo de ella. Astrid ya le había cambiado la vida, perdonar no hacía daño. Pero sentía que la pondría en peligro, con el tiempo fue ganando tanto amigos, como enemigos. Su rencor iba desapareciendo poco a poco, no la culpaba de lo ocurrido, solo a ella. Sería mejor no mostrarse frente a frente, solo la protegería y la vigilaría para estar seguro que no haya ningún problema. Pero solo a ella y a su Lady. El rencor seguía en su corazón, pero ya no por dos personas, sino por una sola ahora: Su padre. Era el culpable de todo, o al menos, eso pensaba; las mentiras, todo lo señalaba justamente a él. Lo único que le agradecía era que amaba a su mamá, y trataba de protegerla como se pudiera, sin importar el morir en el intento.

-Creo que ya es hora de irme, si Astrid me ve así de seguro me hará un gran interrogatorio.- se dijo el castaño con algo de gracia en su voz.

Saltó algunos techos hasta encontrar escaleras, bajó y, con capucha puesta, fue a buscar un lugar para sanar las heridas de aquella pelea.

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-Y no se olviden de la tesis, en poco tiempo tendrán que entregarla sin falta, no se aceptarán excusas.- habló firmemente la maestra. El timbre de salida por fin había tocado, lo cual significaba la libertad para los estudiantes, quienes recogieron sus cosas y en "orden" salieron mientras conversaban, Hofferson, como siempre, quedándose de última- Señorita Heather, venga para acá.- la pelinegra hizo caso al llamado.

-¿Qué sucede, maestra?- cuestionó tratando de no apresurarse y no preocuparse de antemano.

-Wow, creo que alguien se va a meter en problemas.- murmuró Brutilda en tono festivo, a susurros para que la chica no la escuchara.

-Puede que la haya llamado para otra cosa, de seguro las notas o la mandé a investigar sobre qué gas es más asqueroso, el que te tiras por delante o por detrás.- comentó su gemelo ilusionado.

-Hey, no lo dañes.- se quejó la de trenzas mirando una vez más- Aunque me gusta tu idea, lo investigaremos nosotros mismos.- añadió con una leve sonrisa y, finalmente, la Berserker salió y pasó junto a ellos.

-¿Y ustedes que miran?- preguntó en tono creído.

-Viendo si la profesora al fin te castigó.- respondió la Thorton y la ojiverde rió sarcástica.

-Muy chistosa.- bramó cruzándose de brazos- Te informo que más bien me llamaron para ayudarles.- reveló con una sonrisa triunfante y alzando una ceja.

-¿Ah, sí? ¿A qué? ¿Ser la mascota del equipo de fútbol?- volvió a atacar la gemela.

-No, pero ese trabajo te queda perfecto, mi estimada.- respondió Heather y Brutacio rió ante este comentario, lo que generó que ambas rubias lo miren mal- Como soy la presidenta del club de porristas, necesitan ayuda para poner más chicas en el equipo y organizar todo el programa.- informó ignorando la risa del rubio.

-Dudo que encuentres chicas, a ninguna le gusta ser compañera tuya.- se burló nuevamente Tilda.

-No hay voluntarias ni audiciones, yo elijo.- la ojiverde volvió a sonreír victoriosa.

-Bueno, al menos, yo no sirvo para esas cosas. Vámonos, hermano y amiga.- indicó restándole importancia y estuvo dispuesta a llevárselos, literalmente, a rastras.

-¡Aguarda!- los detuvo- En parte tienes razón, tú claro que no me sirves. En cambio, Astrid sí me sirve demasiado, se ve que es muy elástica.- comentó analizando el cuerpo de la mencionada con su mirada.

† DESTINO DIVINO †Donde viven las historias. Descúbrelo ahora