-No puedo.- susurró Astrid y se distanció al sentir su respiracion mezclada con la de él. Lo quería, pero no podía estar con alguien que posiblemente la dejara luego de, como la sociedad dice, "divertirse" con ella. Simplemente no quería sufrir, si ser policía era algo difícil, pertenecer a una pandilla era peor por todos los peligros y amenazas que conlleva, y sin mencionar también la cárcel.
-Ast, yo…- Hiccup estaba triste, estaban tan cerca de besarse, pero ella no quiso- Lo siento.- atinó a decir mirando al suelo.
-No te disculpes.- ella negó con la cabeza y cerró los ojos al sentir las lágrimas apunto de caer- Solo quiero ir a casa.- pidió abrazándose a sí misma.
-Te llevaré.- dijo él aún sin atreverse a mirarla y, sin más, continuaron caminando.
Esta vez, el ambiente ya no era tan feliz ni lindo, aunque sus sentimientos seguían iguales, en sus corazones se sintió una zona muerta. El viento soplaba leve, pero para ambos era un tormento. Todas las emociones que sintieron en aquel momento como felicidad, emoción, amor; se desvanecieron por tremenda cobardía y miedo. Ahora ya no sería igual, se separarían y sus caminos tomarían otros rumbos, como si nada hubiera pasado. Sin embargo, no todo hay que verlo a lo negativo; a veces, esos malos momentos luego pueden hacer que tu vida sea hermosa.
-Parece que está abandonado.- el tenso silencio cedió cuando la rubia vió a un pequeño perrito entre unos arbustos- Luce asustado.- lamentó y vió como el Haddock se acercó.
-Ven aquí, perrito.- le habló con suavidad para luego dar pequeños besitos al aire y acercando su mano con cautela.
-Es muy tierno. Creo que no tiene nombre.- comentó Astrid sonriendo al ver que el cachorro se acercó al ladrón y se dejó acariciar, mientras movía su colita y abría la boca jadeando.
-En ese caso, podemos llamarlo…- el ojiverde se detuvo al percatarse que aún no le salían sus dientes- Chimuelo. ¿Qué te parece?- le cuestionó cargando al perrito y acercándose nuevamente a ella.
-Me gusta.- sonrió acariciando la cabeza de Chimuelo y cuando estaba alejando su mano, el can aprovechó para darle una rápida lamida que los hizo reír- Vivirá contigo, supongo.- opinó al verlo tan maravillado con Chimuelo.
-Es todo tuyo.- sus palabras la dejaron sorprendida- Será mejor para él vivir en un hogar que en las calles, es más seguro.- argumentó el castaño y la Hofferson sonrió con ternura. Claro que Hiccup iba a pensar primero en él que en su propia felicidad.
-Muchas gracias, lo cuidaré como si fuera mi hijo... ¡Que, claramente, no tengo!- la joven tuvo la necesidad de aclararlo y un sonrojo se presentó en sus mejillas. Hasta que sintió que algo le decía que tenía que darle una explicación por lo de antes, su corazón latía a mil y sufría con verlo triste, aunque este no lo demostrara- ¿Hiccup?- lo llamó armándose de valor.
-Dime.- respondió él sin dejar de hacerle mimos al cachorro.
-Emm…- ella se sintió frustrada cuando el miedo de nuevo la volvió a invadir, haciendo que se acobardara- Nada.- terminó diciendo resignada.
El camino siguió en total silencio, un incómodo silencio. Ninguno de los dos se atrevía a mirar al otro; ella por miedo, él por tristeza. La cobardía a veces no nos deja hacer lo que más queremos, por temor a no tenerlo, a perderlo, y aunque uno quisiera por más que lo desee, no siempre se puede ser más fuerte que ese miedo, siempre te imaginaras el peor escenario. No es por ser pesimista, nada que ver, son pocas las personas que han tenido tanta fuerza para lograr salir de esa cárcel de miedos e inseguridades. Finalmente, llegaron a la casa de ella.
-Gracias por acompañarme.- agradeció la chica, mientras recibía a Chimuelo y ahora ella lo cargaba
-No hay de que, cuídate.- las palabras del chico sonaron tan genuinas que su corazón se estrujó.
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† DESTINO DIVINO †
Fiksi Penggemar¿Perdonarías a la persona que te mintió por no hacerte sufrir? ¿Darías todo por la persona que amas? En un Universo Alternativo, a los 10 años Hiccup Haddock escapa de casa, dispuesto a no volver. 7 Años después se ha convertido en un ladrón que viv...