Capítulo 28 [¡No, mi bebé!]

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Normalmente Victoria nunca estaba levantada a estas horas de la mañana si no era completamente necesario, pero ahí estaba, muriéndose de frío, sentada en el asiento del copiloto, completamente en silencio esperando que Carlos iniciara con sus clases para manejar.

—Vaya, no sabía que despertabas de tan mal humor. —Carlos se burlaba de ella mientras manejaba.

Victoria iba con los brazos cruzados hecha prácticamente bolita en el asiento, mientras lo miraba mal.

—No me gusta madrugar.

—No es madrugar, literalmente son las 7 de la mañana, el sol ya salió. —Carlos hizo un ademán con su mano indicando el Sol en el cielo tratando de no reírse de Victoria. 

—Para mí es madrugar. —La rubia se estaba pasando las manos por la cara. —A todo esto ¿a dónde vamos?

—Te llevaré a un lugar donde te podré enseñar a manejar, sin que nadie nos moleste. —Ella ya no dijo más. —Después podemos pasar por algo de desayunar.

—Vale, lo acepto. —La promesa de un desayuno era suficiente para mejorar el humor de la cantante. 

Carlos siguió conduciendo por un rato, hasta que llegaron a un estacionamiento de un supermercado que claramente todavía no habría, el estacionamiento estaba vacío. Ambas estrellas bajaron del Golf.

—Te toca. —Carlos mantuvo sus manos en la puerta del piloto para que Victoria entrara, la rubia no estaba muy segura pero entró.

Luego, él fue hasta el otro lado y entró en el asiento del pasajero. Victoria esperaba las instrucciones, porque al parecer el auto no era automático, así que en verdad aprendería.

—Como bien sabes, el golf es un auto manual de seis velocidades, Vic, es mi bebé, cuídalo. —Carlos hablaba y ella solo rodaba los ojos. —En serio, es una belleza.

—Si no quieres que le pase nada, deberíamos volver a la casa. —El piloto la miró mal y ella se rindió, porque parecía ser que él no se rendiría con ella. —Además, me gusta más el Ferrari ¿por qué no trajimos ese?

—¡Ja! ¿Crees que estoy loco para enseñarte a manejar en un Ferrari? No soy tan idiota. —Carlos dijo mientras Victoria se reía de él. —Primero te enseñaré a prenderlo. —Carlos comenzó a explicarle, y ella trataba de captar todo, pero estar detrás de un volante era diferente, se sentía intimidada.

Victoria intentó prenderlo sin que se apagara de inmediato y no fue hasta la cuarta vez que lo logró.

—¡Yay! —La rubia celebró aplaudiendo para ella haciendo que Carlos se riera.

—Asegúrate que estés bien acomodada, el asiento, el retrovisor, los espejos laterales. —Carlos le decía mientras ella movía todo, porque no tenía la misma altura que el español.

—Ya creo que ya quedó. —Victoria se sentía satisfecha, pero no entendía como miraría a todos lados al mismo tiempo. 

—Vale, vuelve a prenderlo, no olvides que la palanca de velocidades debe de estar en neutral. —Está vez Victoria lo logró a la primera. —Recuerda cuál es el acelerador y mete primera.

Ella lo intentó pero el auto hizo algo raro, haciendo que sus pasajeros se fueran para adelante y para atrás en cuestión de segundos y luego, se volvió a apagar.

—Este auto me odia. 

—No es el auto, pero estás nerviosa. —Carlos le explicaba, trataba de no perder la paciencia.

—Es que de verdad, me siento intimidada. —Victoria dijo sintiéndose estresada por el simple hecho de estar tras el volante.

—Vic, piénsalo, es una máquina, no vas a dejar que una máquina te gane ¿o sí? —Carlos sabía como apelar a Victoria, a su sentido de competencia y de que ella odiaba perder. 

Cuando Todo Empeora [Carlos Sainz Jr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora