Capítulo 4 [Niños pequeños y estúpidos]

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Cuando llegó el Lunes, las dos estrellas se vieron nuevamente en la casa, solo que esta vez encontraron una casa completamente diferente a la primera vez que la visitaron.

Estaba arreglada de tal forma que en verdad pareciera un hogar, Caco había puesto fotos de Carlos y su familia, y Lucía de Victoria, además había foto de ambos con sus más grandes logros y uno que otro marco vacío, donde irían fotos de ellos como pareja en caso de que alguien visitara la casa, y se dieran cuenta del "amor" que se tenían.

Al entrar era donde estaban las fotos y una que otra planta, en la sala había más, uno pensaría que no eran tan engreídos pero tantas fotos decía otra cosa.

En la sala había un sillón en forma de L, y enfrente había una televisión enorme, una mesa de centro y varios libros sobre un mueble.

El comedor era para 8 personas, y se conectaba con una barra que daba a la cocina, la cocina estaba completamente integrada con una isla al centro. El refrigerador se dividía en dos. Un lado para Carlos y otro para Victoria.

Si ponías atención todo estaba dividido, los vasos, platos, tazas, cubiertos. Todo al gusto del propietario.

La casa era de un piso, solamente había unas escaleras, que fue donde se sentaron, que daba a una terraza en el techo con un jacuzzi.

Un lado de la casa estaba destinado para Carlos, el otro para Victoria, al igual que la cocina, cada quien a su gusto.

Al irse por su lado, Victoria vio que el primer cuarto era una oficina grande, con un escritorio y varios libreros, solo con algunos libros, pero podría funcionar y del otro lado del cuarto instrumentos, una guitarra acústica y un teclado, además de una grabadora que a Victoria le gustaba usar cuando le llegaban ideas de último momento y no podía ir a grabar al estudio; la segunda puerta era un cuarto de servicio, ahí podría poner ropa que normalmente no usaba.

Caco y Carlos ya se habían ido a ver su parte de la casa y  Lucía aprovechó para explicarle todo.

—Aquí están tus instrumentos y tus cosas para hacer tu arte. —Lucía le enseñaba donde había acomodado todo.

Por el momento, Victoria lo último que quería tocar era un instrumento, la verdad es que no había dormido, porque los últimos días dormía de día y de noche se la pasaba viendo al techo.

Luego,  para llegar al cuarto de ella tenías que doblar y caminar hasta el fondo para entrar.

En esa recámara solo estaba una cama, dos burós a cada lado, una tele frente a la cama y sobre una cómoda. La cama era enorme, eso la intimidó por alguna razón, pero no lo dijo.

—No sé si es lo que querías, pero espero que estés a gusto. —Victoria agradeció y entró, a un lado de la puerta de entrada había otra.

Esa puerta daba a un baño completo, tal vez podría probar la bañera. Luego, a un lado de la tele había otra puerta, un vestidor según le decía.

—Ya toda tu ropa está ahí.

—Gracias.

—Creo que será mejor que me vaya. —Eso captó de nuevo la atención de Victoria. —Estaré fuera una semana, mi empresa quiere que me dedique a otras tareas en lo que empieza tu tour.

—Creí que teníamos un contrato de exclusividad.

—Lo tenemos pero... —Lucía se veía realmente nerviosa, no sabía cómo darle la noticia a Vic pero todas las declaraciones que daba Rogelio no ayudaban para nada a la rubia.

—Pero tu empresa quiere que manejas a alguien más en caso de que mi carrera termine en la basura. —Victoria no era tonta, había aprendido a moverse en la industria desde que su madre la quería formar como actriz joven, spoiler alert, nunca funcionó.

Cuando Todo Empeora [Carlos Sainz Jr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora