Capítulo 5 [Luz, cámaras y acción]

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Carlos estaba cansado, su vuelo se había retrasado y había salido a las 12:08 am, haciendo que llegara a Madrid a las 2:43 am, ¿lo bueno de todo esto? Es que no había tráfico y rápidamente llegó a la casa.

Caco lo había llevado y al llegar a la fachada se sorprendió de ver luz, era tenue, pero no era la típica oscuridad que lo esperaba, sacó sus llaves y siguió el ruido y la luz, al posar sus ojos a la cocina se encontró con una rubia de espaldas.

—¿Victoria? ¿Qué haces despierta? —Preguntó dejando la mochila en la mesa del comedor. —Son las 3:30 de la madrugada.

—Estoy preparando de comer. —Le dijo sin siquiera voltearlo a ver. —¿Gustas un poco?

Carlos moría por irse a dormir pero la curiosidad podía más con él qué otra cosa. —Claro.

—Excelente, ponte tu pijama, esto todavía tardará unos minutos. —Ahora si lo había volteado a ver y había hecho un intento por verse amable y sonreír a su compañero.

Victoria vio que Carlos había obedecido, se fue a su parte de la casa y regreso con una playera limpia y unos pantalones de pijama azules.

—¿Qué cocinas? —El madrileño había entrado a la cocina y del refri había sacado la jarra de jugo que tenían. Tomó dos vasos y le sirvió uno a la cocinera y se lo entregó, al acercarse, su característico olor a cigarro mezclado con su perfume puso a trabajar a su sentido del olfato, lo odiaba pero debía de acostumbrarse a ella.

—Es pasta con un poco de salsa de soja, y verduras, como brócoli, calabaza y zanahoria. —Ella movía la cuchara para que la pasta no se pegara, había tenido antojo de esto desde hace unos días pero no lo había hecho, hoy, por fin se levantó de su cama y se dio un baño. —Por cierto, gracias por la fruta picada. —A ella le daba pena aceptar ayuda de gente, pero no era malagradecida, así que sin mirarlo lo dijo rápido y esperaba que no le preguntara más sobre el tema.

Carlos asintió puesto que lo había cachado tomando jugo, Victoria sacó dos bowls y dividió la pasta.

—Creí que dijiste que no me harías de cenar, y mira como me recibes.

—¿Se te olvida que estamos jugando a la casita? —La chica lo miró divertida y ambos rieron al compartir una mirada. —Solo no te acostumbres.

Carlos buscó por todos lados y encontró a Bodoque dormido en un sillón de la sala, uno para una persona, parecía ser que se veía calmado, y al verlo dormido no le pareció tan malo, aún así, no lo aceptaría en voz alta.

Los dos se sentaron en la barra, la chica había pasado un banco para en lugar de comer de lado, comieran frente a frente. Carlos había cenado bien pero aún parecía tener hambre porque devoró la pasta, Victoria estaba comiendo tranquila, era un silencio incómodo y entonces recordó lo que le dijo Caco, que a lo mejor una forma de ayudar a la chica era siendo un amigo, y que además debían de buscar llevarse bien, si después de todo iban a vivir juntos por un rato, lo mejor sería llevarla tranquilos.

—¿Te gusta el golf? —Carlos preguntó y por segunda vez en la noche, la rubia lo miró.

—No, lo encuentro aburrido.

—¿Qué? No, muchos piensan que lo es pero es muy divertido.

—Si tú lo dices. —La chica se metió un bocado a la boca.

—¿El fútbol? —Victoria se quedó pensando.

—No en realidad.

—¿El paddle?

—¿Qué es eso? —Ahora Victoria pensaba que el piloto le estaba inventando palabras. Dios, pero si era un jock* de pies a cabeza.

—¿Algún deporte? —Carlos se estaba rindiendo, de nuevo descubría que no tenían nada en común.

Cuando Todo Empeora [Carlos Sainz Jr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora