capitulo diecinueve

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EL PARTIDO FINALIZO 0-0, Y SI no hubiera sido por Memo, México hubiera perdido.

— ¡Memo, eres mi pinche héroe!.— admite Hirving, apunto de llorar.— No cualquiera se la para a Lewandowski, eh.

A pesar de que no ganaron, Hirving estaba feliz, recuperar su cuerpo fue lo mejor que le pudo pasar, aunque le hubiera gustado haber metido tan siquiera un gol, estaba decidido a esforzarse aún más en el siguiente partido.

— Memo, te amo.— Hirving lo abraza rápidamente.— Creo que me mié, ahorita vengo.— dice Hirving, alejándose de Memo y apresurandose a llegar a los vestidores.

— Memo, te chingaste a Lewandowski.— es lo primero que dice Diego cuando llega a su lado, quién corrió para alcanzar al portero.— Eres el puto amo.

— Tampoco exageres,

— Hay que ir por unos tacos, pa celebrar.— dice Hirving acercándose de nuevo.

— No creo que sepan iguales a los de México, Hirving.

— Entonces... hay que comer pizza.

— ¿Tu invitas? Que amable de tu parte, creo que cercas del hotel hay una pizzería, muy conveniente.— dice Memo, alejándose antes de oír alguna respuesta de Hirving.



























— ¿Cuando le vas a dar sus buenos besotes al Chucky? — pregunta Kevin, dejándose caer en la silla a un lado de Diego.

— ¿Para que quieres saber, chismoso? — pregunta Diego en un susurro, Hirving se encontraba a una silla de el, siendo Memo el que estaba enmedio de los dos.

Memo le lanza una mirada rápida a Diego y Kevin, pero no dice nada y regresa su vista a Hirving.

— Dilo más fuerte a la próxima, wey.— dice Diego cruzándose de brazos.

— Ni que fuera escuchar, si el Chucky anda en su mundo.— ambos a la vez giran a ver a Hirving, que tenía la mirada perdida en la mesa frente a él, claramente sin prestar atención a lo que Memo le estuviera diciendo.

— Dijiste que cuando fuera adulto otra vez le dirías que lo quieres como tu vato.— recuerda.

— Bueno, a ti que te valga madre, entrometido.

Kevin lo fulmina con la mirada.— 'Ta bueno, pero a la próxima que llores que porque él no te quiere, a ver con quién vas, pinche malagradecido.

Memo, carraspea, intentando ocultar una risa, pero esto llama la atención de Diego quién gira a verlo.

Memo claramente no lo estaba viendo, sino que estaba viendo hacia frente, pero tenía una sonrisa en los labios, fingiendo que no había escuchado su conversación.

— Ni una palabra.— advierte.— Y tú.— apunta a Kevin con el dedo.— Sígueme, pendejo.

Diego se levanta de su silla y comienza a caminar hasta el baño, Kevin lo sigue unos segundos después.

— ¿Qué pasa? — le pregunta Memo a Hirving, cuando los otros dos abandonan la mesa.— ¿Ahora que tienes?

— No, nada.— Hirving toma un sorbo de su Coca Cola.

Mentía, había recibido un mensaje que no se atrevía a abrir.

Todo su ánimo se había ido cuando el mensaje llegó.

¡𝗵𝗼𝗹𝗮, 𝗺𝗮𝗺𝗮́. 𝘁𝗲𝗻𝗴𝗼 𝘂𝗻 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗼 𝗽𝗮𝗽𝗮́!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora