capitulo veintinueve

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GUILLERMO, ¿PUEDO HABLAR CON VOS?

— Ehhh si.— Memo le lanza una última mirada al cuerpo inconciente de Hirving antes de levantarse y seguir a Lionel fuera de la habitación.— ¿Qué pasa?

— Quiero hablar de Rodrigo.

Oh, claro, Hirving.

— ¿Qué pasa con el?

— Se que no me incumbe, pero no puedo evitar preocuparme por él.

— ¿A qué te refieres?

Lionel respira profundamente, pensando que decir a continuación sin que el otro sintiera que le estaba regañando.

— Me refiero a su salud, me he encontrado con él en varias ocasiones y me ha dicho que hay días que no desayuna, estuve investigando y eso

Guillermo asiente, dándole la razón por completo, pero el no tenía realmente la autoridad sobre Hirving para ordenarle, por más que quisiera.

— Si, lo sé, es bien terco, no me hace caso por más que le diga algo.

— Eres su padre, creo que deberías ser más estricto con él. Parece no tener ningún respeto por ti.

Porque no soy su padre.

— Si, pero ya sabes cómo son los niños de ahora, les tocas un pelo y te mandan a el DIF.

— ¿DIF?

— Es... algo de México.

Hirving abre los ojos de golpe, preguntándose por qué estaba allí.

— Ay, pendejo, me asustaste.— una voz a su lado lo sobresalta del susto.— Kevin, avísale a Memo que ya despertó.— el nombrado hace caso y abre la puerta, interrumpiendo la conversación de los otros dos futbolistas.

— ¿Qué? — murmura Hirving.

— ¿Que? ¿El desmayo te dejo más atontado que antes?

En ese momento, Kevin, Guillermo y Lionel entran a la habitación.

— ¿Quién eres tú?

— ¿Qué? — le pregunta Diego.— ¿Cómo que quien soy?

Hirving mira a su alrededor, notando los tres cuerpos en la puerta.

— ¿Dónde estoy?

— Minimo inventate unas bromas más originales, mi Chucky.

— ¿Que broma?

Diego frunce el ceño y rápidamente gira a ver a Guillermo.

— Ve y hablable a Erick.— murmura el rizado, Kevin asiente sin hacer preguntas.— Lionel, que pena pero te voy a pedir a que te retires por favor.

— ¿Todo está bien? ¿Que está pasando?

— Es solo una broma, siempre busca la oportunidad de bromear con nosotros, él está bien.

— ¿Vos estás seguro?

— Si.— no

— Esta bien, si necesitas algo puedes llamarme, Rodrigo tiene mi número.

— Esta bien, gracias. Adiós.

— Adiós.— Lionel le lanza una última mirada al niño quién lo veía con la boca abierta de sorpresa.& Adiós, Rodrigo.

— Bye... ¿Ese era Messi? — pregunta Hirving.— Ay, que padre, siempre quise conocerlo. ¿Pero porque me dijo Rodrigo? Mi Nana es la única que me llama así.

¡𝗵𝗼𝗹𝗮, 𝗺𝗮𝗺𝗮́. 𝘁𝗲𝗻𝗴𝗼 𝘂𝗻 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗼 𝗽𝗮𝗽𝗮́!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora