One Shots / Un relato, una historia

Extraño

Extraño las mariposas en el estómago, ese sentimiento de nerviosismo, de no saber si estaba diciendo las cosas bien, si estaba haciendo las cosas bien, si te estaba enamorando bien.

Extraño tus ojos conectados con los míos, esa corriente eléctrica que me hacías sentir, como si me estuvieras analizando, sabiendo que yo estaba dispuesto a contarte todos mis secretos, a revelarte mis miedos, a hablarte de mi pasado para crear un futuro contigo.

Extraño tus abrazos, esa sensación de sentirme protegido, ese calor que emanaba de tu cuerpo y que iba a evitar que me congelara en invierno.

Extraño tu risa, esa que me hacía reír a mi sin importar nada, que me hacía sentir real y feliz, despreocupado de todo el alrededor.

Extraño tu presencia, que me hacía sentir especial, querido, que me hacía sentir bonito y atractivo para alguien, sensación que no era común en mí pero que amaba sentirla, ese miedo de no saber si lucía lo suficientemente lindo para ti, tener que preocuparme de mi ropa y mi cara, a pesar que tenía completamente claro que me querías por lo que era, no por quien aparentaba ser, pero siempre me gustó darte buenas impresiones, así como tú lo hacías.

Extraño tu perfume, Dios sabe que es verdad. Ese olor que emanaba de todo tu ser que me provocaba viajar hacia lugares desconocidos, que me envolvía y me hacía despegar los pies del piso simplemente al cerrar los ojos.

Extraño tus silencios, esos momentos en los que solo nos dedicábamos a expresar lo que sentíamos de otra forma que no fueran palabras, esos momentos en los que no se sentía incómodo no hablar, si no que era un privilegio poder apreciar tu belleza sin que un sonido mundano nos molestara.

Extraño tus explicaciones tontas, pero que eran para poder responderme a mis preguntas existenciales... pero esas explicaciones siempre me bastaban y me sobraban. Extraño tus manos, las cuales atraían al otoño, me protegían de la lluvia y me hacían ver un futuro esplendoroso y primaveral que nunca llegó.

Pero al final llego a la conclusión que no te extraño a ti, me extraño a mí mismo y lo feliz que era en esa época.

(contigo)