Camino a paso lento por las calles, mientras la música sale por mis auriculares hacia mis oídos y la lluvia cae torrencialmente, rara para un día de otoño.
Ha pasado un año desde la primera vez que nos juntamos. Es raro. Sé que yo recuerdo esto, pero a la vez, tengo más que claro que por tu cabeza no aparece ningún recuerdo mío, ni de todas las fotos que lo más probable es que las hayas borrado, ni de nuestras conversaciones, que se eliminaron, ni de nuestras promesas que se rompieron.
La lluvia tiene un significado distinto. El otoño y el invierno ahora tienen un significado completamente distinto al que poseían antes de haber tenido la bendita desgracia de conocerte. Pero no me arrepiento de nada.
La gente parece no notarme, soy como un alma vacía, como un fantasma que transita por una ciudad que está completamente teñida de azul, de tu color favorito, que también es el mío. Y ruego a Dios encontrarme contigo. Lo deseo con todas mis fuerzas, con todas mis esperanzas. Solamente poder volver a ver esos ojos avellana una vez más, un instante más. Le pido a Dios que te cruce en mi camino, y lo hago porque sé que no me escuchará. Allá arriba ya no me oyen, después de todo lo que los he molestado contigo.
La lluvia sigue cayendo como si nada. Me siento mitad vivo y mitad muerto, como si todavía falta una parte de mí, y se nota. Siempre veo la diferencia cuando miro nuestras fotos, hay en ellas un brillo en los ojos que ahora ya no poseo, pero parece que nadie se da cuenta de eso. Y sí, aun guardo nuestras fotos, porque me gusta mirarlas de vez en cuando para recordarme de una vez por todas que eras real, que lo poco que vivimos fue real y no un desesperado producto de mi imaginación, que de una u otra forma me quisiste y me hiciste sentir especial.
Las conservo para torturarme y a la vez para hacerme sentir algo de nuevo.
Pienso en ti para llorar y a la vez para recordar tus palabras.
Escribo sobre ti para olvidarte, pero también para mantenerte en mi memoria.
Porque eras lo mejor que me pasó y porque tengo el absurdo miedo de nunca más volver a sentir lo mismo con otra persona, pero más me asusta el hecho de que quizás nadie me vuelva a hacer sentir como tú lo hacías. Porque condicionaste mi futuro y porque constantemente pienso que no quiero nada si no es contigo.
Pero ya no estás.
Ya no recuerdo tu aroma, no recuerdo tu mirar... ni siquiera recuerdo tus abrazos que para mí eran el cielo y el paraíso.
Y camino entre la multitud esperando ver tu cara en ella, porque sé que te gusta la lluvia como a mí.
Pero no estás y no volverás a estar.
Y de un momento a otro, deja de llover.
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One Shots / Un relato, una historia
Novela JuvenilAquí estarán mis One Shots, donde cada relato narra una historia de vida.