13. Caras conocidas

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Es decepcionante no poder regresar con Jimin a un lado, sin embargo, ya es momento de hacerlo. Necesita decir lugares con recursos útiles, enviar un grupo que los transporte; también saber cómo están los demás. No puede quedarse en el exterior por siempre. No puede abandonarlos por siempre.

Sea por la compañía de Bam, que lo ayuda a tener mayor paz mental y posibilidad de pensamiento, se ha podido armar de valor para encarar a Yoongi apenas llegue. Quizá no un encuentro muy largo, pero lo verá de frente y le dirá que lo siente por haberle fallado, admitir su error tan fatal y dejarlo hacer lo que quiera. Sea reclamar, odiarlo o golpearlo.

Aunque duda mucho que un golpe suyo le haga nada. Está acostumbrado a cosas peores a este punto.

Bam lloriquea bajo y débil, empezando a moverse en una dirección específica. A Jungkook se le hace extraño, su perro no suele emitir ningún sonido. Es bastante tranquilo. Posiblemente los animales más pequeños ya tienen el instinto de no hacer escándalo por los depredadores que enfrentan. Más grandes, fuertes y capaz de hacerlos menos que nada de un movimiento.

Decide ir en la dirección que tanto le interesa, a medida que se aproxima, descubre un escándalo inmenso. Sube a un edificio en ruinas cuyo techo se derrumbó y así se plantea un mejor panorama.

Deben ser ¿Cincuenta? Yagtalja, todos metidos en una fosa que se llenará más con los minutos, culpa del ruido. Lo más llamativo es que hay un grupo de personas adentro, todas intentando pelear y hacerse paso, pero no será posible. Son demasiados contra pocos. A menos que saquen una granada o una metralleta, es muy improbable que consigan sobrevivir.

Jungkook toma la segunda flecha, usando la pequeña mirilla que se le colocó para poder enfocar blancos demasiado lejanos. Frunce las cejas y se endereza, no está seguro, pero cree conocer a alguien de esas ocho personas. Dos hombres, seis mujeres.

Dispara una flecha a la cabeza del que casi muerde a una de las mujeres.

—Que todos sean inmunes, por favor. —pide en voz baja. Toma otra flecha y apunta al que sujeta a uno de ellos de la pierna. Lo único que los salva es estar sobre un auto, pero no es suficiente.

Nada ahí es suficiente.

Jungkook nota que, gracias a su aparición, están haciendo más por salvarse. Se notaba que se habían rendido a su muerte. Toma su mochila, saca a Bam y lo levanta, similar al rey león a propósito—: ladra, atráelos hacia acá. Vamos vamos. —El perro empieza a ladrar y aullar, tan escandaloso y ayudado por el eco que brinda el objetivo deseado, desviar la atención de la mayoría y hacer que Jungkook sea el blanco.

Guarda a Bam en la mochila al mismo tiempo que saca varias botellas llenas de aceite y gasolina inútil que solo prende más rápido. Las rompe en el suelo y cuando ya uno llega hasta este piso, Jungkook salta hacia el siguiente edificio. Coge de nuevo el arco, enciende fuego a la flecha y la dispara al primer Yagtalja en su mira; una enorme llamarada se forma. El proceso de ignición salvaje y hasta peligroso para él con tan poca distancia. Exhala, colgando el arco como siempre y bajando el edificio.

—Estarán más preocupados por el calor y la luz que por mí. —murmura y en efecto, es lo que sucede. Cualquiera con mínima cercanía a la zona, está más interesado por el fuego que por la comida que se les escapa.

Jungkook llega hasta el agujero y mantiene el cuchillo de combate en un bolsillo fácil de usar. Los vio desde muy lejos, aún no es seguro de que sea de quién piensa.

—Eso estuvo demasiado cerca.

—Te lo dije, tenemos mucha suerte.

—Se nota. La derrochan.

Sempiternal: D.E.A(live).D || BOOK 4#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora