Capítulo 3

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...que bonito era cuando el corazón no ardía, solo latía en armonía...

💔

Domingo 29 de Enero del 2023

-¿Vas a salir?-me preguntó mi madre asomando la cabeza por la puerta de mi habitación.

-¿No era hoy el partido?-pregunté dubitativa.

-Ay, ¡si! Es verdad-mi madre dio una palmada al aire y pude apreciar como de sus labios salió un "mecachis" en forma de susurro.

-Se te había olvidado-no pude evitar mostrar inocencia en mi voz y algo de desilusión.

-Por un momento, voy a avisar a tu padre-se quitó las gafas y se frotó los ojos-. ¿A qué hora es?

-A las nueve, creo.

-Todavía son las seis, nos da tiempo.

Asentí con la cabeza y le dediqué una amplia sonrisa, quizás la sonrisa más sincera que salió de mi rostro hasta el momento. La puerta se cerró y yo suspiré mirándome al espejo. El maquillaje había logrado arreglar el desastre, pero aún así se me notaba que yo no estaba bien. Mi vida fue cuesta abajo y sin frenos y no supe que hacer. Fue como si todo se hubiera apagado y una pequeña luz, muy diminuta casi inexistente siguiera iluminándome el camino. Cada noche me metía en la cama con miedo, tiritando y reviviendo cada momento. El cuerpo me temblaba y a pesar de no querer,  tuve que recurrir a las pastillas. Descansar era mi prioridad y yo llevaba en vilo desde aquel uno de enero. Ya habían pasado un par de semanas, incluso más, perdí la noción del tiempo. No fui capaz de salir de mi casa, con suerte salía de la habitación. Mis amigas ni siquiera sé molestaron en preguntarme el porqué de mi ausencia en clase. Y entonces me di cuenta de que estaba sola y no tenía a nadie ajeno a mi familia que me ayudara.

Eché de menos a mis amigas de Ceuta y a las de Bilbao y Valencia también. Ellas sí que estaban ahí, con el tiempo la relación se había enfriado, pero siempre que nos veíamos era como si nada hubiera pasado. Al final yo tenía un entorno muy pequeño, no hizo falta más. Los que sí que me demostraron estar ahí a pesar de todo fueron Ulises y Jan, iban conmigo a clase y fueron los únicos que se dieron cuenta y preguntaron sobre mi ausencia. No les quise decir nada porque nunca fui capaz de decir que yo fui la chica que sufrió una violación múltiple en Barcelona en año nuevo. Simplemente me excusé con la mítica frase "problemas personales" y resultó convincente. Me iban pasando los apuntes y me mantuvieron en contacto con los profesores.

-¡Ikram!-la voz de mi padre me hizo volver a la realidad.

-¿Si?-abrí la puerta y asomé la cabeza.

-¿Estás ya?-apareció por el pasillo y yo asentí con miedo.

Mi primera salida tras estar medio mes encerrada en casa. El corazón me latía fuerte y profundo, el pánico se apoderó de mí. De la noche a la mañana el miedo a la sociedad me invadió, no quería ver a nadie, sola es cuando mejor estaba. Ni siquiera tenía ganas de publicar nada en mi blog. Desde bien pequeña me gustó la moda y me abrí un blog años más tarde siguiendo los pasos de Dulceida. Cuando lo abrí ya no se llevaba, pero a mí me hacía ilusión colgar todos mis outfits allí. Siempre sentí que en Instagram me juzgaban y se reían de mí, la gente más cercana, por el simple hecho de aspirar a ser influencer de moda. En el blog encontré a una pequeña comunidad, que poco a poco se iba haciendo más grande, que me apoyaba y animaba. Esto conllevó a un aumento de seguidores en mis redes sociales, sobre todo en Instagram y tik tok. Y lo que tanto deseé un día se hizo realidad. Volví mí perfil de Instagram más profesional y al cabo de unos meses me llegaron las primeras colaboraciones.

Bendito Castigo ▪︎ ALEJANDRO BALDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora