Capítulo 16

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...tan solo me bastó mirarle a los ojos para saber que algo en mí comenzaba a latir...

🫀

-Tu hermano lleva mirándonos demasiado tiempo-me susurró Alejandro colocando su mano izquierda sobre la encimera.

-Déjalo, así se entretiene-me encogí de hombros y volví a centrar mi mirada en la tarta.

-No entiendo porque tienes que hacer tú la tarta, se supone que es tu cumpleaños-acercó la otra mano a mi rostro y me apartó un mechón que se había soltado del moño.

-En los momentos de estrés me encanta hacer tartas, bueno, repostería en general-lo miré a los ojos y sonreí-. Y así mí madre respira tranquila al saber que la tarta no lleva azúcar. Y bueno-le di una palmadita en el pecho y lo miré sonriendo-, así tú también puedes comer.

-Buena jugada-apartó la vista riéndose.

-¿Has visto? Te lo dije-el dedo índice lo señaló con autoridad-, yo nunca pierdo.

-Creída-rodó los ojos.

-Imbécil-entrecerré los ojos y caminé hasta la nevera.

Guardé la tarta y suspiré. Mi familia ya había llegado, o al menos, gran parte de ella. Habían venido tanto mis abuelos paternos, como los maternos. Vinieron los hermanos de mi madre y mis primos. A la única que eché en falta fue a mi tía Katrina, la cual estaba destino a Singapur.

-¿Vienes?-Le dije una vez mi función en la cocina había finalizado.

Alejandro asintió y salimos de la cocina. Por suerte, todos estaban pendientes de Río y de como bailoteaba una canción de Tini. Tenía buen ritmo, reí al verlo con tanto arte y agradecí que la atención de los invitados estuviera plenamente centrada en él. El único que se dio cuenta de que Alejandro y yo nos habíamos metido en mi habitación fue Jason, el cual me miró con una sonrisa cargada de maldad. Le hice el gesto de que se callara y posteriormente le dejé claro que si hablaba estaría muerto.

-Eres muy drástica con él-el futbolista se dejó caer en la cama y yo negué con la cabeza.

-No lo conoces. Es un chivato de mierda-me solté el pelo y me senté en la silla del escritorio-. Está obsesionado.

-Quizás te quiera más de lo que ambos os pensáis-sugirió y yo medio asentí.

-Es rara la relación-me di la vuelta y me miré al espejo.

Saqué todo el maquillaje y procedí a retocarme. No quise llenarme la cara de mil potingues, tan solo era una fiesta informal con mi familia. Con suerte me sacarían pocas fotos y como muy tarde a las diez todos ya se habrían ido. Lo único que quería era pasar un cumpleaños tranquilo. Tres años los pasé sola, aunque no del todo, Jan, Ulises, Noelia y yo nos íbamos al Dominos y arrasábamos con todo. Nunca antes había comido tantas pizzas.

-¿Te puedo hacer una pregunta?-desvié la mirada al espejo y lo vi jugar con un peluche de cuando era pequeña y que le tenía mucho aprecio.

-Si te hace ilusión-volví a centrarme en mis labios y me puse el gloss expectante.

-¿Desde cuándo eres vegetariana?

-Desde los quince años-dije no muy segura-. En clase nos pusieron un documental que me traumatizó y en cuanto llegué a casa le dije a mi madre que no quería comer carne. Fue un proceso duro, pero al final me acostumbré. He intentado varias veces ser vegana, pero me cuesta más.

-Interesante-dejó el peluche bien colocado y se levantó.

Caminó por mi lado y se metió en el baño. Suspiré y me miré al espejo. Había conseguido arreglar el desastre que me habían provocado Jan y Noelia aquella mañana en clase. Inconscientemente sacaron el tema de la chica violada en la noche de año nuevo, y a mí se me cayó el mundo al suelo, ellos no tenían ni idea de que esa chica era yo, y entre que me tocó disimular y volver a revivir todo, me tuve que ir al coche a llorar. Le mandé un mensaje al futbolista y no dudó en acercarse al piso en cuanto tuvo un rato. Me salté la mitad de las clases, pero lo último que quería era estar rodeada de gente.

Bendito Castigo ▪︎ ALEJANDRO BALDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora